MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor JOSÉ MIGUEL DOMÍNGUEZ LEAL

domingo, 16 de junio de 2019

VIDA SOCIAL




David Steward



He vivido estas últimas semanas varias celebraciones y encuentros: el cumpleaños de un amigo y compañero, una cena con amantes de la cocina casera, una comida con mis estudiantes pasando el Rubicón de la Selectividad, una comida con compañeros de trabajo, etc. La publicación de mi libro de relatos, "El enfermo imaginable" me ha hecho estrechar lazos con antiguos y nuevos amigos, lo que me ha llevado, por otra parte, a recuperar costumbres como la de ir en grupo al cine, y comentar luego la película y lo que se tercie vaso en mano.

Estos eventos que uno agradece tanto, suelen ir acompañados, sobre todo si se suceden seguidos, de cierto dolor de cabeza por la mañana. La vida social intensa está bien, si a uno le gusta reír y sentirse acompañado de amigos. Luego el verano se hace largo en su morosidad contemplativa, pues hay cierta energía oscura que hace que la gente, como las galaxias, se aleje más entre sí en el estío.

No obstante, cierta tristeza se agarra a veces al borde de la túnica festiva, y hace volver la vista a lo absurdo, que más que en la vida en sí como decía Albert Camus, me parece residir en la repetición de gestos, cuya recurrencia acelera esta percepción.

Thomas Mann hablaba de la vida como enfermedad, como purulencia desordenada y caótica de lo orgánico, que puede devenir trágica cuando surge la conciencia -inútil- de sí. Nos cabe quizás hacer frente a la desesperanza, aceptarla o sublimarla, pero sin dejarnos engañar por la idea de que el placer, convertido en rutina, la ahogue, pues está en la sustancia de nuestra existencia, y siempre lo sobrenada.

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