MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor JOSÉ MIGUEL DOMÍNGUEZ LEAL

sábado, 31 de marzo de 2012

NACIMIENTOS


Es difícil nacer. En las primeras horas de la madrugada de hoy me nació un sobrino tras 48 horas de espera. Vimos fugazmente al niño sobre el seno de su madre, todo ojos de océano, acuosos y lábiles, procesando sus primeras imágenes del mundo, de las que no tendrá conciencia, al menos patente, pero que son un tesoro sólo para sus ojos, como se podría decir; algo que nos gustaría a todos sin duda recuperar. El niño sigue agitándose, tan inerme y tan indefenso, que parece un ser mágico, guardián de un secreto que nos arrastra a profundidades del sentimiento que el tiempo ya arrasó para siempre. Junto a su madre respira rítmicamente, y aspira a un sueño que no es olvido porque aún no sabe su nombre.
Nacimiento y vejez, antesala de la muerte. Escucho en la radio a algunos intelectuales de más de 80 años, y me admiro de oírlos hablar de cosas que estudiaron 30 años atrás, y me considero, por lo tanto, idiota cuando lamento el poco tiempo y las cosas que no he leído, y que desesperaba de poder leer. Who knows.

viernes, 23 de marzo de 2012

CRUJIR DE LEVANTE

Tras una semana agotadora ha saltado el levante. Justiciero tanto como hipócrita pendenciero, el viento te envuelve, y te zarandea como una multitud invisible, desasosegante y crujiente en el regreso a pie a casa. En un semáforo nos empujó atrás de un manotazo fiero a los que allí estábamos, silenciosos al castigo inapelable. Los árboles frondosos se agitan en esta primavera reseca como babosas asfixiadas, y el polvo se adueña de terrazas y balcones, en nostalgia de bíblicos desiertos y plagas. Lo abrasado y lo enjuto rojizo se enseñorean de los oídos, y un presentimiento arenoso enturbia la vista. Las preocupaciones, las tensiones y la fatiga se confunden en este remolino de desdichas mudas, de fuerza eternadora. Los portazos repentinos te sobresaltan en su absurdo, y los balcones se antojan potenciales almenas desde las que el azar ensaye sus proyectiles.

viernes, 16 de marzo de 2012

CUADROS PARA UN BLOG (II)

Esta semana he terminado una copia infiel al acrílico de un cuadro de Paul Cézanne, La mer à l'Estaque (Musée d'Orsay, París), en el que trabajaba desde hace unos meses, y que me aconsejó iniciar mi amigo el pintor Javier Molina. Si es cierto que cada pintor tiene su técnica, a mi me ha costado adaptarme al estilo pictórico de Cézanne, salvaje, pero, al mismo tiempo, lleno de poesía y sutileza. Éste anticipa, y contiene in nuce todo lo que serán las vanguardias posteriores, al poner en primer plano la subjetividad de la percepción sobre la mímesis plástica, a diferencia, por ejemplo, de los impresionistas. Sobre un fondo fantasmagórico e irreal de montañas y cielos de azules y violetas, diluidos con tonos más cálidos en un casi imperceptible gradación de una extrema delicadeza, al que el mar blanquiazualado aporta un paréntesis de realidad y de calma, el pintor nos sumerge en un agreste y colorido paisaje boscoso, compuesto a base de manchas y agresivas pinceladas en diagonal a las que no falta la adustez puntillista de tonos más fríos en una especie de caos cromático del que la vista sólo se reposa en la medida en que toma distancia. La pintura es bella a la par que inquietante, y refleja la obsesión del pintor por este paisaje primigenio de la Provenza que frecuentó a partir de 1864, y que abandonó en 1902 por la proliferación, decía, de bípedos y de luz eléctrica. Intuición e impulso poético, en definitiva, que el pintor intenta materializar a veces como si intentara, más que pintarlo, rayarlo o grabarlo sobre el lienzo. El arte es inseparable del sufrimiento, pues, quizás, lo que merece la pena nace con dolor.

domingo, 11 de marzo de 2012

11-M

"Europa (al menos un núcleo importante de lo que por ella se entiende) carece de voluntad y de medios para defender de auténticos ataques y violencias el sistema y bienestar de los que disfruta. Ha podido permitirse tal lujo porque se apoyaba, cuando llegaban los conflictos, en el recurso a la ayuda estadounidense, que pagaba en cheques y en muertos las facturas del nivel de asistencia social y plácida convivencia de Occidente. Hay generaciones enteras de europeos a los que se ha enseñado la gratuidad de la subsistencia y los derechos, la relatividad de los valores, la compatibilidad, en un mundo idílico, de culturas a las que sólo la maldad del imperialismo impide desarrollarse en su pacífico esplendor, la benevolente indiferencia respecto a prácticas y sistemas impregnados de fanatismo, segregación y desprecio por la vida humana. Se ha extirpado, literalmente, de los libros de texto el conocimiento y estima de la propia historia, la lucha por la manumisión del pensamiento de sus oscuras cadenas de alienación e ignorancia, la gestación de la filosofía, de la división de poderes y de la igualdad ante la ley, la laboriosa obtención de los Derechos Humanos. En su lugar, lo que de forma más o menos marcada, según los intereses nacionalistas u otros en juego, se enseña es un curioso racismo de nuevo cuño que promete comprensiones y acomodos en nombre del respeto a la diferencia y garantiza impunidad a los que reivindican las pautas de su zoológico para ejercer la ley del más fuerte. De esta forma, por una parte nunca se han exaltado tanto la tolerancia y la paz, por otra nunca se habrán vestido con mejores argumentos inhibición, pasividad y cobardía. Queden tranquilos los dictadores con sus exterminios y amenazas, los fundamentalistas con sus cotos de barbarie y contrabando de armas, las mujeres del mundo musulmán con un grado de sometimiento e indignidad incomparablemente mayor que las peores prácticas del apartheid sudafricano. A todos ellos se guardarán de inquietarles multitudes ganadas por las razones de los menores riesgo y esfuerzo y dispuestas, en compensación, a vestir con regularidad las galas polícromas del relativismo de civilizaciones, que incluyen en el ropero los blancos hábitos del pacifismo a ultranza, mientras se reserva en exclusiva la actitud beligerante y la lucha para encarnizarse con las sociedades democráticas de Europa y los Estados Unidos [...] Tras lo que se presenta como bloque de izquierdas hay un reaccionarismo profundo, una regresión hacia territorios míticos de seráfica bondad. Y, tras la adhesión apasionada a la mitología, existe un peligrosísimo abandono de valores universales, de responsabilidad personal, de conciencia del precio de las cosas y de la factura implacable de la realidad. El edén de las tres, o trescientas mil culturas ofrece refugio y camuflaje a gentes caracterizadas por el oportunismo financiero y sociopolítico y por el cultivo y explotación de la inexperiencia generosa de la juventud. La utilización de los jóvenes como vivero doctrinal, reserva y fuerza de choque es un clásico recurrente de la metodología totalitaria. En los sucesos de marzo de 2004 la comparación de cifras, por edades y la participación de nuevos votantes dejan pocas dudas sobre el diseño de la intensiva movilización electoral [...] La terminología, el electoralismo de consumo inmediato y buena parte de la educación y de la cultura han allanado el camino para la firma de paces preventivas, rendiciones anticipadas, acuerdos con el terror por parcelas, en un lento proceso de desguace de certidumbres, evidencias, iniciativas, dignidad y valor. La ensordecedora brutalidad de los atentados de Madrid rompe la superficie de una materia largamente preparada para ello, trabajada para convertirse en porosa caja de resonancia y edificio sin más cohesión que los instintos de salvación y de ayuda y la necesidad, a cualquier precio, de refugio contra el pánico"

cf. Mercedes Rosúa, Las clientelas de la utopía, Unisón, Madrid 2006, pp. 144-148

viernes, 9 de marzo de 2012

PRIMAVERA MARINA

"Ya entonces era el que miraba / el transcurrir ajeno de la vida", rezan unos versos del argentino Pablo Anadón, una de las revelaciones del nº 4 de la revista de poesía El Alambique. Tiene uno la impresión de aprehender la vida con ojos prestados, como esta primavera adelantada en sus luces matutinas. Condenado a ver, a observar, a transcribir, si es dado, la fugaz intuición en poesía. Reencuentro bajo esa luz reveladora a los anóminos compañeros del autobús de cada mañana: a los estudiantes de porte hierático, a la dama hidropésica, al padre que sube con su hija adolescente, y que se me antoja entrenador deportivo por su difuso pero firme aire protector; en el otro platillo de la balanza, está la madre que le lleva la maleta al hijo fofo y desganado que ocupa invariablemente un asiento, mientras aquélla carga con todos los bultos. Tomas posición en la parada y esperas verlos llegar uno tras otro, con una indiferencia casi cariñosa.
La primavera se adelanta, sí, en la tímida sandalia de una joven, y en la visión desmedida de las playas, cuya soledad presagia las mareas humanas que pronto las ocuparán como inevitable plaga. Aún conservan, empero, su encanto de falso escenario virgen, en el que apuntan algunos bikinis como metáfora insuficiente de lo paradisíaco.

viernes, 2 de marzo de 2012

WAR POETS


The poetry is in the pity, así lo afirma Wilfred Owen en el prefacio a sus War poems, que acabo de leer en la edicion bilingüe publicada en Acantilado ("Poemas de guerra") a cargo de Gabriel Insausti; la obra publicada en 1920 bajo el título de Poems -póstuma pues el poeta murió a los 29 años unos días antes del fin de la I Guerra Mundial-, contaba con un prólogo de Siegfried Sasson, otro de los llamados "poetas de guerra" con el que Owen coincidió en el sanatorio mental para oficiales de Craiglockart en 1917 durante dos meses y medio, tiempo en el que estuvieron al cuidado del eminente psiquiatra Dr. Willian Rivers. Owen fue internado por una crisis mental transitoria causada por sus traumáticas experiencias de combatiente, y Sassoon fue enviado a dicho sanatorio escocés por haber escrito una famosa declaración contra la continuación de la guerra, que sus superiores decidieron interpretar como un episodio de locura pasajera (su amigo poeta  y compañero de armas Robert Graves intervino activamente para que no se le formara consejo de guerra). Sasson, algo mayor que Owen, animó a éste a escribir sobre su experiencia de guerra, y de allí surgieron algunos de sus mejores poemas sobre el conflicto.
La relación entre estos hombres excepcionales está magníficamente recreada en la película Regeneration de Gillies Mackinnon (1997), basada en la novela homónima de Pat Barner. La película intenta reflejar el hondo dolor de los personajes evocados, y sus dilemas morales: el afán pacifista de Owen y Sassoon, inseparable en ellos del deseo de volver al frente para compartir el sufrimiento indecible de los hombres a su mando, de esos hombres corrientes incapaces de expresarlo, y del que ellos, como poetas y combatientes, se sentían obligados a hacerse portavoces, y denunciar la indiferencia hacia el infierno lejano de la guerra, y, por otro lado, el dilema moral del Dr. Rivers que se esfuerza por sanar a hombres para mandarlos directamente a morir en el frente
En la película se recitan en off algún poema de Sassoon, y algunos de los que escribió Owen en esta época como Dulce et decorum est pro patria mori, y The parable of the old man and the young, que son, sin duda, de sus composiciones más logradas, en mi opinión, junto a strange meeting, y disabled. La sombría sonoridad, las aliteraciones, las imágenes expresionistas, y una leve ironía llena de humanidad, amor y esperanza en medio del horror circundante (lástima que la traducción de Acantilado sea en ocasiones defectuosa, y suprima constantemente sintagmas, y proposiciones enteras; aunque, por otro lado, cuenta con un interesante aparato de notas) proporcionan a los poemas del malogrado Owen, un valor de universalidad, en la medida que retrata el dolor y la locura humana en el fracaso de la racionalidad que supone la guerra.

Imagen: JamesWilby en el papel de S. Sassoon en un fotograma de la película Regeneration