Desde tiempos remotos el hombre sueña con prever el futuro, como un modo de controlarlo, y construirse un remedo de eternidad. así, el estudio del cielo devino ciencia del futuro. Paradójicamente, el avance de la astronomía y sus instrumentos tecnológicos nos ilustran sobre el pasado del universo a través de los fantasmas que nos llegan desde los abismáticos años-luz. Por otra parte, los primeros trabajos de electrodinámica cuantística de Feynman (01946) permitieron albergar durante breve tiempo la fantasía teórica de construir un máquina del tiempo como la imaginada por H. G. Wells que permitiría a un crononauta un viaje al pasado físicamente imposible.
A pesar de que el tiempo sea una creación cultural, como señalaba Agustín García-Calvo, el hombre se ha revuelto paradójicamente contra su destino mortal reafirmándose en conceptos como el milenarismo, convertido en una venganza contra la posteridad. Fue precisamente la superación de ese milenarismo medieval lo que abrió las puertas al optimismo temporal asociado a la idea del progreso propia de la modernidad.
En cambio, la llamada postmodernidad, caracterizada por la ideología socialdemócrata, es decir, por la banalización, vía relativación, de los valores, y la nivelación cultural de las obras del espíritu, ha extendido un cortoplacismo vital que ha traído de nuevo el catastrofismo y un espíritu de final de ciclo como inconfesada afirmación envalentonada de la propia inopia existencial.
Resultada, pues, en este sentido, gratificante la creación de organismos como la Long Now Foundation, fundada en 01996, con el objetivo de fomentar el pensamiento a largo plazo en un horizonte de 10000 años. Su hábito de colocar un 0 delante de la unidad temporal se me antoja revolucionario, pues, aparte de permitirnos no hacer referencia a la raíz religioso-cultural de nuestro cómputo temporal, nos abre a una perspectiva de vertiginosa, al par que generosa, amplitud mental (aunque la organización afirme que se trata de evitar un decamillenium bug, como el ocurrido en el año 02000).
Sea como sea, nuestra idea del futuro será siempre, como afirma Antonio García-Trevijano, una proyección del presente, que irá encadenándose al de las futuras generaciones, que seguirán cayendo como las hojas de Homero.
Ilustración: Marcel Bovis (vía blog Fantomatik)
Balilla Pratella, L'aviatore Dro, John Prine, Living in the future, Téléphone, Un autre monde, Chiara Galiazzo, Il futuro che sarà.