MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

sábado, 30 de abril de 2011

LA PERSISTENCIA DEL DESEO

El deseo parece razón de sí mismo; persiste en las lindes de lo femenino, selva de la que el salvaje no querría salir. Es absoluto y avasallador, te arroja a lo previsible, que, sin embargo, quiere sentirse como renovado, y distinto cada vez. El torbellino del amor es parejo al de la impaciencia, y cercano al de la contrariedad. Las hermosas curvas no dan tregua al ansia de tenerlas como horizonte, de ahogarse en un espejismo de carnalidad, al que no puede ser ajeno el espíritu, que se encarna en el accidente de la espera, y en la esperanza de la culminación gozosa renovada, de la comunión con lo inefable. No hay tregua, no, para el deseo, que hace arder el tiempo que se escapa fútil entre nuestros dedos.

Imagen de Betty Page tomada de Internet. Esta foto sirvió de modelo para un cuadro de Lucian Freud, deleznable por lo demás.

martes, 26 de abril de 2011

SALAMANCA

He estado unos días en Salamanca con mi mujer. Nunca había visitado la ciudad, y la verdad es que me ha conquistado. Es abarcable, y, al mismo tiempo, inaprehensible en sus recovecos, donde el tiempo transpira, transido de la juventud ambiente que da a esta ciudad universitaria ese aire ambiguo de convivencia gozosa e inefable de lo nuevo y lo antiguo, de lo eterno renovado en suma.
El tiempo, que ha vuelto esa piedra tan característica de las edificaciones salmantinas dorada y rojiza, como con vida propia; piedra que es rompeolas de lo humano civilizado, de su impenitente vocación de permanencia.




viernes, 22 de abril de 2011

'A SANGRE Y FUEGO' DE MANUEL CHAVES NOGALES

En el tren de ida y vuelta a Salamanca me he leído esta colección de 9 cuentos del periodista y escritor Manuel Chaves (1897-1944) ambientados en la guerra civil española, y  escritos en su exilio francés en 1937. Ya había leído su Agonía de Francia, que he comentado en este blog, y tras hojear estos relatos en casa de una buena amiga, decidí comprarlo, y no me arrepiento de ello, pues su lectura no deja indiferente. En el prólogo a su obra acepta ser definido como "un pequeñoburgués liberal", ciudadano orgulloso de una república democrática y parlamentaria, trabajador intelectual, antifacista y antirrevolucionario por temperamento, caracterizado por una única y humilde verdad: el odio insuperable a la estupidez y a la crueldad, que, sin embargo, se habían enseñoreado de España, servidas por "los laboratorios de Moscú, Roma y Berlín, con las etiquetas de comunismo, fascismo o nacionalsocialismo" (op.cit. pp. 25-26). Permaneció en Madrid como director del diario Ahora hasta que consideró que todo estaba perdido y no quedaba nada que salvar, atenazado por el terror y la sangre, saliendo de la capital al tiempo que el gobierno republicano partió a Valencia ("¡Cuidado! En mi deserción pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercían el terror rojo en Madrid como las que vertían los aviones de Franco, asesinando mujeres y niños inocentes. Y tanto o más miedo tenía a la barbarie de los moros, los bandidos del Tercio y los asesinos de Falange, que a la de los analfabetos anarquistas o comunistas" [op.cit. p.28]); decide, pues, marcharse de España, porque no le interesa ya conocer de cuál de los dos bandos saldría el "futuro dictador de España" (op.cit.p.29).
Andrés Trapiello ha querido reivindicar a Manuel Chaves Nogales como estandarte de esa malhadada tercera España, democrática y equidistante, víctima de esas otras dos extremas y sectarias, empeñadas en ensayar en España las revoluciones que habían triunfado en Moscú, Roma y Berlín, y a la que sólo quedaba la salida del exilio ("[...] yo he querido permitirme el lujo de no tener ninguna solidaridad con los asesinos [...] Se paga caro, desde luego. El precio, hoy por hoy, es la Patria" [op.cit.p.28]"). La obra es, pues, una lección de cordura, necesaria tanto más en los tiempos llenos de estupidez -políticamente correcta y de género- en los que vivimos, en los que se puede observar, por un lado, al mediocre sectario de nuestro Presidente promoviendo su particular Memoria Histórica, basada en una visión maniquea e interesada de la Guerra Civil y la II República ("una democracia poco democrática", a decir de Javier Tussell), que busca estigmatizar a la derecha en la oposición (sólo el 25% del presupuesto de subvenciones se dedica al descubrimiento de fosas comunes); y se puede, por otro lado, escuchar a alguno como Pío Moa celebrar el Día de la Victoria, puesto que ganaron "los buenos", cayendo en el maniqueísmo que ha criticado tanto en los otros.
Con distancia, pues, y objetividad pretende acercarse Chaves Nogales a los acontecimientos que acaba de vivir, aunque no crea conseguirlo del todo. Los hechos que narra y sus personajes son reales, según él mismo advierte en una nota preliminar, lo que los hace aún más estremecedores, como ilustración de esa estupidez y crueldad que el autor tanto detesta en sus contemporáneos, desgarrados en dos bandos. Hay en la escritura del autor sevillano una tensión magnífica entre su carácter de periodista de raza, y escritor de talento. Tensión resuelta con gran belleza, en numerosas ocasiones. Sus descripciones pueden ser harto evocadoras (véase, por ejemplo, el comienzo de "Y a lo lejos, una lucecita", alucinante y enloquecedora estela de sangre) y precisas en su concisión, y sus apartes no hacen desfallecer la unidad dramática de los relatos, sino que la refuerzan. No deja el escritor de verter una íntima simpatía por los personajes más populares, y ajenos al sectarismo ideológico homicida (Bigornia -el herrero anarquista-, los guerreros marroquíes, Daniel -el obrero metalúrgico-). En este último, despedido de la fábrica por sus sectarios compañeros del comité obrero al no haberse caracterizado por su ardor revolucionario, y obligado por pura hambre a alistarse como miliciano, puede leerse la íntima tragedia de Chaves Nogales: "Daniel, convertido en miliciano de la revolución, luchó como los buenos.
Y murió batiéndose heroicamente por una causa que no era la suya. Su causa, la de la libertad, no había en España quien la defendiese" (op.cit.p.272).

cf. Manuel Chaves Nogales, A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España, Prólogo de Ana R. Cañil, Espasa, Madrid, 2011.

viernes, 15 de abril de 2011

FINEO Y MEDUSA

A Sandra Ramos


Después de buscar la muerte del nuevo novio de su ex prometida,

el miedo agarrota a Fineo. A mirar no se atreve los mármoles

arracimados que fueron ha poco la carne anhelante

de sus aliados en el ataque al señor de la Górgona,

cabeza enhiesta de sierpes que mal de piedra prometen,

botín que blande Perseo como fanal de las sombras.

Huye en vano Fineo de la visión espantable;

La ira y la envidia del rechazado dan paso a la súplica,

inútil frente a Medusa, póstuma esposa de espanto.

martes, 12 de abril de 2011

NÚMEROS

Ayer conversaba con unos amigos, y disfrutaba mucho con su charla; contaban que habían estado en Florencia una semana con sus parejas en un piso alquilado, y todo lo que habían visto allí; artistas ellos mismos, son además, grandes conocedores de Leonardo, Miguel Ángel, Rafael y otros creadores del Renacimiento. Florencia, una ciudad donde todo está calculado para facilitar la vida, donde hasta los peldaños de las escaleras están construidos para deslizarse subiendo. Los dejé a eso de las 11 de la noche, pues debía levantarme muy temprano al día siguiente, y ya estaba cansado. Sentí nostalgia de esa Tebaida florentina, que he visitado sólo una vez de pasada, y también de un mundo que se me escapa, por falta de tiempo y desacuerdo de números. Me doy cuenta de que me atenazan mil y un cálculos, y obligaciones, y me gustaría tener un espacio de distensión, una cábala del reposo, que me permita mirar frente a frente a Dios, y su Enigma, y no pasar por alto, como un idiota, aquello que me conforma, sea para ensalzarlo, sea para negarlo. Pero no vivir así, a regañadientes, y espiando la sombra de lo que podría llegar a ser, o no. La Pasión no es lo importante, ni esa tontería kavafiana del camino por el camino, lo definitivo es la Resurrección, la Transformación. La ruptura empieza por dentro.

Foto: Paco Gómez

viernes, 8 de abril de 2011

APOLO Y DAFNE


Apolo admira los bellos tobillos esquivos de Dafne,

quien huye corriendo del aborrecido dios que, humillado,

descubre el profundo dolor del amor no correspondido.

La carne de la doncella se vuelve madera rugosa,

postrero desprecio al dios que se abraza desesperado

a las disformes ramas que multiplican crueles

su ansia frustrada de abrazos.

martes, 5 de abril de 2011

CATEDRAL VIEJA DE CÁDIZ

El sol de la tarde resalta la piel levantada de la vieja catedral cual quemadura. La piedra caliza se antoja más porosa, y los altorelieves parecen irse diluyendo poco a poco y reintegrándose a la esencia caprichosa de la piedra madre. La puerta abombada busca una salida para el aire que resbala sobre los escalones descascarillados. Bastión de la fe la catedral, su decadencia serena hace pensar en aquélla como parecida a la piedra, milforme, rugosa y resistente, desnuda ante la luz que llena a veces el interior del templo, volviéndolo misterio desvelado, cegador, que vuelve a colocarte ante tus propias contradicciones, y te invita a integrar esta visión deletérea de decadencia en el enigma oculto que te deslumbra.


viernes, 1 de abril de 2011

CUANDO LOS ELEFANTES SUEÑAN CON LA MÚSICA



Se han cumplido 24 años del inicio del programa Cuando los elefantes sueñan con la música en Radio 3, dirigido y presentado por Carlos Galilea. Yo me enganché a la emisión a finales de los 80, siempre con temor a que desapareciera como otros de la talla de Caravana de Hormigas o Buscando el Norte, caídos en ese inexorable camino de asimilación a radio fórmula que parecía buscar la dirección politizada del ente público. Caravana de hormigas, por ejemplo, era un magnífico programa que, desde una perspectiva de izquierdas, osaba a veces mostrarse crítico con el socialismo gobernante a través de lo que llamaban Francia y su compañero "secciones suicidas".
De Los elefantes me enamoró esa maravillosa música brasileña tan distinta al pop manufacturado y romo anglosajón que se escuchaba por doquier, la emoción contenida y profunda con la que Galilea hablaba -habla- de artistas como Elis Regina, Maria Bethânia, Joao Gilberto, Caetano Veloso, Cartola, Chico Buarque, etc., y cómo sabía contagiar esa pasión. Me convertí en un auténtico fan, y me puse a comprar discos brasileños en aquella época de forma desenfrenada (discos que conservó aún con cariño) a una casa de importación de Barcelona, llamada Tangará. Llegué incluso a ganar dos concursos que organizó Galilea en su programa, obteniendo como premio sendos discos de Maria Bethânia y Selma Reis.
Mi pasión por el programa se enfrió luego un poco a mediados de los 90, coincidiendo con las horarios imposibles que le daban entonces, y cierto desengaño amoroso que tuve con una chica aficionada también a esta música.
Últimamente, sin embargo, he vuelto a escuchar el programa, (donde ahora no es raro escuchar también música en francés, inglés e italiano) pues en su horario actual de las 3 de la tarde, me pilla de camino a casa a pie desde mi instituto, y disfruto de nuevo de la voz y la sensibilidad teñida de color y sentimiento de ese amigo, que tantos momentos de emoción y belleza me ha proporcionado. Gracias, Carlos.
Reproduzco el dibujo que incluía C. Galilea en una carta de agradecimiento que me dirigió en diciembre de 1990 por mi temor a que desapareciera su emisión. Espero, de corazón, que sus elefantes no despierten nunca de su ensoñación musical.