MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

sábado, 30 de mayo de 2020

ARTE PARA UN CONFINAMIENTO (XII)





Dennis Cooper's blog



El verano no será lo que era: piscinas y playas se verán afectadas en su esencia multitudinaria. No te acerques a otros, no tragues agua, ¿permanecerá el virus en el líquido elemento?, ¿se podrá nadar con seguridad?, controles, límites, mascarillas... imposibles puertas al campo del hacinamiento estival. Al cabo, habrá gente que hará como que vigila, y otros que harán como que respetan las normas, como en un colegio expandido. Muchas piscinas permanecerán, en cambio, cerradas como secuela de una larga y vírica sequía. Y nos habremos convertido todos en un pueblo de secano, y, pobres, sin piscina municipal.

miércoles, 27 de mayo de 2020

ARTE PARA UN CONFINAMIENTO (XI)





Alfred Eisenstaedt



Veleta de fases de desconfinamiento. Soplan vientos contrarios e ignotos. Eolo en cuarentena. Mascarilla no, y ahora sí, obligatoria, cuando por mero sentido común debió haber estado siempre presente. Ahora ves a personas por la calle quitándosela en nombre de la "nueva normalidad" de la semana siguiente, y a algún miserable haciendo el gesto de limpiarse el culo con ella. Gente así lo que quiere es olvidar, y los políticos del régimen miran sus encuestas, mientras sopla, variable, el viento inficionado.

martes, 12 de mayo de 2020

ARTE PARA UN CONFINAMIENTO (X)





I.C. Rapoport



Volver a salir, poco a poco, en horas tasadas. Recorro un poco las calles antes tan frecuentadas, callejeo y me pierdo por recovecos. Guantes y mascarillas me acompañan como cuando sólo bajaba al supermercado o a la farmacia. Veo mucha gente que se conduce como si nada hubiera pasado, como si nada pasara. De pronto, me sobresalto de ver mi propia sombra. Miro las tiendas cerradas y las terrazas donde la gente se sienta intentando, básicamente, olvidar, pasando de la "nueva normalidad" que la oligarquía partidocrática quiere imponerles, dosificada. Regreso a casa, y las piernas me pesan como si hubiera caminado bajo la gravedad de Júpiter.

sábado, 9 de mayo de 2020

ARTE PARA UN CONFINAMIENTO (IX)





Umberto Boccioni



La calle prohibida vista desde los balcones de los aplausos tumultuosos a su hora, surgida primero espontáneamente y luego adoptada como consigna de obligado cumplimiento por el Estado de partidos que todo quiere controlar en su propio beneficio, y que así se olvide las penurias y contagios del mismo personal sanitario al que se quiere aplaudir, multiplicados por la corrupción e incompetencia de la casta partidocrática. Mirar a los vecinos de balcón, sentirse libres y unidos por unos minutos, jaleados por las inquietantes sirenas de los coches de la policía, para luego encerrarnos de nuevo en nuestras casas con nuestras propias miserias y soledad de obediencia debida.

miércoles, 6 de mayo de 2020

ARTE PARA UN CONFINAMIENTO (VIII)





DR   via



El amor sufre también en estos tiempos, parafraseados, del coronavirus: las parejas añejas se miran de reojo en la amplificación pesadillesca de la monotonía que provoca el confinamiento, cuanto más obvio resulta que sería más plausible buscar el santo Grial que la chispa perdida; los ligones nocturnos se contemplan en casa, Narcisos de selfie, absortos y obtusos en su soledad merecida; los jóvenes amantes (palabra proscrita por la nueva mojigatería pseudoprogresista) separados constatan lo difícil de la distancia cercana, a pesar de las pantallas del videodeseo. Y viejas novias aparecen a veces en el sueño que es, como sabían los griegos, hermano de la muerte.

domingo, 3 de mayo de 2020

ARTE PARA UN CONFINAMIENTO (VII)





Edward Burne Jones



¿Hubo Casandras para este terrible desastre? En una sociedad marcada presuntamente por el progreso científico -que no moral como puede verse cada día en las redes- no debería de haber lugar para ellas. Pero a lo largo del tiempo ha habido, hay y habrá personas marcadas por el destino de la desdichada chica troyana, la peor de las tragedias y castigos: conocer la verdad, saber lo que va a pasar, y que nadie te crea, porque lo peor de todo es eso, saber.