I.C. Rapoport
Volver a salir, poco a poco, en horas tasadas. Recorro un poco las calles antes tan frecuentadas, callejeo y me pierdo por recovecos. Guantes y mascarillas me acompañan como cuando sólo bajaba al supermercado o a la farmacia. Veo mucha gente que se conduce como si nada hubiera pasado, como si nada pasara. De pronto, me sobresalto de ver mi propia sombra. Miro las tiendas cerradas y las terrazas donde la gente se sienta intentando, básicamente, olvidar, pasando de la "nueva normalidad" que la oligarquía partidocrática quiere imponerles, dosificada. Regreso a casa, y las piernas me pesan como si hubiera caminado bajo la gravedad de Júpiter.
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