Tras dejar la Porta Borsari, Saraina y sus amigos se encaminan a la Porta Leoni, en dirección sureste. Ésta se hallaba ya semiderruida en época de Saraina. De esta puerta doble sólo ha sobrevivido la mitad izquierda, compuesta de un arco con un tímpano, tres ventanas, y en la parte alta un ábside semicircular, flanqueado por columnas corintias. Este monumento, junto con la porta Borsari, debe fecharse entre la segunda mitad del siglo I d.C. y la época Flavia. Fueron realizados, muy probablemente, por iniciativa municipal, para adecuar las entradas de la ciudad al nuevo gusto y a la magnificencia del Imperio. Sobre las descripciones presentes en el monumento puede verse mi edición de la obra de Saraina, pp. 89-91. Dicha obra recoge una serie de grabados de Giovanni Carotto que recogen detalles de las fachadas interior y exterior, y un alzado idealizado de las mismas.
Cuando llegué con mi mujer al final de una concurrida comercial, vimos lo que quedaba de la puerta doble, incrustada en la esquina de una pequeña calle, donde se introducían sin pudor los vehículos, poniendo en peligro la integridad física del despistado observador, angustioso buscador de un ángulo óptimo de contemplación, y atento a no caer en las excavaciones anexas del antiguo recinto amurallado.
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