Acaba de salir este noviembre de 2024 de los talleres de la imprenta Kadmos en Zaragoza mi libro "La poesía macarrónica en España" en un volumen doble, como señala D. José María Maestre Maestre, Catedrático de Filología Latina de la Universidad de Cádiz y codirector en su día de mi tesis homónima junto a D. Juan Gil Fernández, en su generoso prólogo: "por el empeño editorial del Instituto del IEH, del Centro de Estudos Clássicos de la Universidad de Lisboa y del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, en colaboración con la Associazione Internazionale per gli Studi Folenghiani “Amici de Merlin Cocai” de Italia (Bassano del Grapa, Vicenza), a la que le doy las gracias a través de su Presidente, don Otello Fabris (gratias quam plurimas tibi, care amice, ago!), el Grupo de Investigación “Elio Antonio de Nebrija” de la UCA y otros importantes organismos que han llevado finalmente a buen puerto todo este proyecto, que es también, en cierta manera, un recorrido vital de nuestro propio autor." (cf. op.cit. p. XV)
Es también en el prólogo de mi antiguo y siempre nuevo maestro donde puede encontrarse una descripción cabal de la obra, versión corregida y aumentada de mi antigua tesis (2001) con los descubrimientos e investigaciones de dos décadas:
"El libro se abre con una Introducción General, dividida en cinco partes: en la primera el autor ofrece una definición histórico-lingüística de la poesía macarrónica, delimitando así el objeto de su estudio, y explica el origen del término “macarronea”; en la segunda, “El lenguaje macarrónico” hace un repaso crítico a la caracterización lingüística del híbrido macarrónico realizada en Italia a lo largo del siglo XX (sin olvidar la contribución española de Antonio Torres-Alcalá), y analiza el papel de los componentes del macarroneo de Teófilo Folengo, el Vergilius macaronicus: latín, dialecto y vulgar toscano; la tercera ofrece una detallada bio-bibliografía folenguiana, necesaria dado el desconocimiento del autor y del género en nuestro país; en la cuarta se estudia la prosodia y la métrica folenguiana, modelo obligado para la producción macarrónica hispana, y, finalmente, en la quinta parte, se hace un recorrido por la historia de la macarronea española y la fama, literaria y crítica, de Folengo en España, cerrándose con la exposición de los criterios de edición. Cierra esta sección una bibliografía sobre la poesía macarrónica.
La obra está compuesta de una decena de capítulos: el primero está dedicado a la primera macarronea española conocida, la de Juan de Vergara (1522 circa), ambientada en el conflicto de las Comunidades de Castilla; el segundo versa sobre las macarroneas compuestas por los médicos Diego Sánchez (1533) y Méndez Nieto (1552 circa), transidas de espíritu goliárdico universitario; el tercero está dedicado en exclusiva a la macarronea erótico-satírica del jerezano Francisco Pacheco (1565), la más extensa de las conocidas, que, a nivel estilístico se aleja de la primera fase de la producción macarrónica española, y se acerca a la fase clasicista y normativa que inician las macarroneas lepantinas; en el cuarto se estudian las composiciones del maestro Martínez yJuan Escribano, escritas para las justas poéticas convocadas en 1571 por la Universidad de Salamanca para conmemorar la victoria de Lepanto, siendo testimonio de la popularidad del género en el ambiente universitario; el quinto presenta el emblema macarrónico, Otiositas vitanda (1605), compuesto en Cádiz, y anómalo desde el punto de vista de los dos géneros que funde; el capítulo sexto recoge tres breves composiciones de comienzo del siglo XVII de la pluma de López de Úbeda, Pero Miguel y Rodrigo Caro, que ilustran la culminación del proceso de normalización de la tradición macarrónica postfolenguiana en España; del último año del siglo (1700) conservamos una anónima macarronea, conmemorativa de la entrada en Sevilla de dos Grandes, que presenta las peculiaridades sobresalientes de contar con una doble redacción y de representar la primera aplicación conocida del género macarrónico a la crónica costumbrista, y a la que se dedica el capítulo séptimo; en el siglo XVIII -tratado en el capítulo octavo-, resultan extremadamente notables por sus inusitadas conexiones con manifestaciones parateatrales barrocas como la mojiganga callejera la macarronea del gaditano Merlinus y la recitada en una mascarada sevillana de 1740, a las que se une el epigrama canario de Quijada, que es una típica composición de circunstancias; aun perteneciendo también al siglo XVIII, se dedica un capítulo completo a la Metrificativo invectivalis de Tomás de Iriarte (1786), que constituye una admirable sátira ilustrada contra la anquilosada universidad del tiempo; el décimo estudia la última composición del género recuperada, la Pepinada, de Francisco Sánchez Barbero (1812), escrita en Cádiz contra José I Bonaparte, el postrero, y, sin duda, más folenguiano de los poemas macarrónicos españoles. El objetivo de estos capítulos es, pues, presentar un estudio introductorio, edición crítica con aparato de fuentes y traducción anotada de la poesía macarrónica postfolenguiana en España. Quedan excluidos, pues, de él todas las composiciones híbridas o macarronizantes que se han presentando en ocasiones como macarroneas.
Las macarroneas son estudiadas por orden cronológico y son agrupadas o individualizadas en capítulos según criterios de oportunidad que son expuestos al comienzo de cada uno de éstos. Dentro del estudio del macarroneo de cada poema el autor se ha esforzado en trazar una semblanza, sucesivamente, del léxico macarrónico dentro de los parámetros clasificatorios creados por Ugo Enrico Paoli (macarronismos léxicos, morfológicos, heteróclitos, semánticos, de locución, como puede verse en el subapartado II.1.2 de la Introducción General), de su frecuencia y función estilística, de la sintaxis, de la prosodia según la clasificación ofrecida en la misma Introducción General (capítulo IV, más concretamente), y de la métrica de acuerdo con los cuadros de análisis creados por mí en diversas publicaciones sobre poesía latina humanística y utilizadas después, con importantes ampliaciones, por otros miembros del Grupo de Investigación “Elio Antonio de Nebrija”.
Se ofrece, además, un glosario general de los macarronismos y neologismos latinos de los poemas agrupados en los capítulos. Cada entrada, dispuesta por orden alfabético, presenta, además, la forma actual española del vocablo, cuando procede, y su acepción concreta, cuando parece oportuno; asimismo, se dan los casos en los que aparece, si se trata de un sustantivo o adjetivo, y sus accidentes verbales si se trata de un verbo, así como la escansión métrica (normalmente, no se indica la cantidad de la larga por posición ni de las terminaciones de los casos, excepto cuando se incumplen las normas prosódicas latinas) y el número de verso de cada registro con un eventual comentario final. En cuanto a la forma exponente de cada voz, se ha elegido el infinitivo presente activo para los verbos, el nominativo singular para los sustantivos, y el nominativo singular masculino para los adjetivos y pronombres, aunque no estén atestiguadas estas formas en las macarroneas, en lo que se sigue el criterio de la edición de Massimo Zaggia de las Macaronee minori folenguianas. En el caso de los sustantivos y adjetivos vulgares oxítonos macarronizados por la 3ª declinación latina, se presenta como entrada la misma forma oxítona vulgar haya o no registro de ella como nominativo singular (cf. p. e., respectivamente, glosario s.u. 'macaron' y 'jubon'), y la forma heteroclizada que disuelve la oxitonía cuando así hay constancia de ella en el poema (cf. p. e. glosario s.u. 'burronus'). Se dispone al final, tras el glosario, un índice de nombres propios y sus derivados, tanto latinos como macarrónicos, presentes en los poemas editados, y un índice general.
Los criterios de edición intentan tomar lo mejor de las ediciones italianas de las macarroneas folenguianas y las desarrolladas por el Grupo de Investigación “Elio Antonio de Nebrija” en sus ediciones de la poesía neolatina renacentista. En el caso italiano, el autor reaccionó en contra del -en su opinión- injusto relegamiento de la taxonomía macarrónica de Paoli por críticos posteriores en nombre de cierta “rigidez gramatical” (prejuicio asociado a la idea de que el lenguaje macarrónico está libre de reglas, cuando era esto uno de los factores más apreciados por sus lectores humanistas como elemento constitutivo de su comicidad), y son precisamente la presencia o ausencia de estos parámetros clasificatorios lo que ha permitido al autor el estudiar el mayor o menor grado de independencia de los poetas macarrónicos españoles de su necesario modelo folenguiano.
También es de destacar el empeño adicional del Prof. Domínguez Leal de no contentarse con una traducción en prosa al uso, pues ha realizado una traducción rítmica (más literal en su opinión que los circunloquios prosísticos) sirviéndose del hexámetro castellano empleado por Agustín García Calvo en su versión de la Ilíada de 1995, sin usar sus tiradas asonantadas. Este verso, efectivamente, consta de 6 sucesiones mínimas o pies (sucesiones de 3 sílabas, 2 de intervalo -átonas o alguna tónica, pero inmediatamente dominada- y una marcada, alternan con sucesiones de 2 sílabas, no marcada y marcada, y se miden como equivalentes), terminando en tiempo no marcado, y empezando o por tiempo marcado o precedido de una sola sílaba.
Los macarronismos, de hecho, han sido modernizados en su grafía pero no en sus particularidades morfemáticas (cf. p. e. glosario s.u. 'arronjare', gl. s.u. 'resgadus'), y no han sido sustituidos nunca por términos del español estándar actual, más aptos, sin duda, por su neutralidad connotativa a la uniformidad léxica que no sobresalta la transmisión del "sentido" en una traducción en prosa típica y, por eso, aparentemente "literal".
Al estudiar a los poetas prefolenguianos, Ugo Enrico Paoli señalaba que el macarroneo humanista no admite versos fuera de medida y carentes de cesuras regulares, y que en caso de hallar excepciones, debían atribuirse a corrupción textual. Años más tarde, el también editor Ivano Paccagnella opta por un criterio más prudente y elástico. Este criterio de prudencia es el que ha procurado seguir nuestro autor sin aceptar, por otra parte, el superficial prejuicio de que, por ser macarronea, deben ser admitidas todas las lecturas de las fuentes manuscritas y / o impresas." (cf. op.cit., p. XI-XIV)