A Miguel Vélez Ramos
Estas Navidades pasadas me han traído también la malanueva de la muerte de un antiguo compañero, Miguel Vélez. A Miguel lo conocí hace 9 años en un instituto de San Fernando, donde realizaba yo mi curso de funcionario en prácticas. Era profesor de historia, un hombre tranquilo y pausado, de movimientos lentos, pero profundamente determinativos. Allí descubrimos una vieja pasión común: los tebeos. Me prestó algunas películas, y algunos ejemplares de los añorados tebeos Marvel de la editorial Vértice en su formato libro en blanco y negro, que era para mí lo mismo que reencontrar un viejo juguete. Años después supe que había tenido que jubilarse muy contra su voluntad a causa de la enfermedad de Parkinson. A pesar de ello, no se rindió, y mediante la vía asociativa animó a muchas personas en su situación a sacar lo mejor de ellos mismos. Estas Navidades pasadas falleció de forma repentina a los 46 años de edad. Espero, querido Miguel, que esos sueños heroicos de papel de nuestra infancia valgan como testimonio de tu altura humana dondequiera que estés.
Decía Umberto Eco que los cómics son, a su manera, expresión de los mitos de una época concreta. Resulta extraño, al volver la vista atrás, pensar en esos extraños seres enmascarados que, entre las azoteas de la gran ciudad gris, se dedicaban a intentar acabar con el crimen de un modo perfectamente inútil. La máscara como necesidad de ocultamiento, y prueba de irrealidad. Muro defensivo contra la obcecación de la irrealidad. El héroe enmascarado no tiene sentido más allá de su disfraz, y es, en el fondo, un adolescente atrapado en un complejo de proyección. Esto puede explicar el éxito perdurable de series Marvel como la de El Hombre Araña -me gusta citar por los títulos de Vértice, con su aire circense e ingenuo-, un joven atrapado a perpetuidad en la adolescencia encarnada en su traje (y en el que tantos se pueden reconocer), y el estancamiento en el nimbo sesentero de otras series como las de Los 4 Fantásticos. El Hombre de Hierro, y Dan Defensor (Daredevil) eran otros tantos ejemplos de desgarramiento identitario, aunque más adulto, y eran los que más me gustaban, quizás porque me dejaban entrever algunas de las angustias del páramo de la realidad que me iban a traspasar al cabo de pocos años.
Los accidentes radioactivos de la Época Nuclear hija de la Guerra Fría dieron paso a las mutaciones genéticas, y a la aparición de los mutantes de la Patrulla X (X men), más propias de nuestra época, abierta al futuro incierto de la biomecánica, y a sus impredecibles derivaciones, lo que explica la actualidad de esta última serie, ya en sí mutante en sus protagonistas, los homo (sic) superiores, anticipo de una nueva Humanidad con la que soñó gente como Teilhard de Chardin, y que ahora se enreda en los vericuetos del mapa genético.
Imagen: http://www.supercomics.com/
7 comentarios:
A mí, personalmente, nunca me han atraído los tebeos. Y me hubiera gustado.
No sé cuál ha sido el motivo, cuando a amigos de mi edad, en su día, sí les entusiasmaban.
Pero me ha llenado esta entrada. Me ha recordado que están ahí y que ocuparon y ocupan un lugar importante en la vida de muchas personas.
Algunos de los personajes me suenan, JM, pero yo era más de Pumby, una pena. Y del Jabato o del Capitán Trueno que leían mis hermanos.
Quizás tú fueras, Paco, de los niños que pasaba más tiempo jugando en la calle. Para los gorditos y gafotas el tebeo estaba hecho que ni pintado.
Un abrazo.
Querida Aurora no diré que estos cómics americanos eran cosa de hombres-niños, como el coñac de otrora, pero casi.
Besos.
Pues yo salía del cole y corría como alma que lleva el diablo a ver sui había venido el último de Jabato, Cap. Trueno o el corsario de hierro, Mortadelos y demás. A ellos y a sus autores debo mi pasión por la Literatura y gracias a ellos empecé a leer novelas y ensayos. En el cole, sin embargo, me hicieron odiar los libros, ya que en su día no me gustaban ni el Lazarillo ni los episodios nacionales ni nada de lo que me mandaban leer. Creo que hay un tiempo para todo. Un abrazo.
Muchas gracias, Paco, a ver si se confirma lo de la presentación de tu novela en Cádiz.
Un abrazo.
Buenas noches:
Llego aquí a través de un enlace subido a FB por mi amigo José Miguel. He de decir que entré porque hablaba de cómics y recordando al hacer click a mi querido amigo Miguel.
No sabía que la entrada estaba dedicada a él y no he podido por menos que emocionarme (como me emocioné cuando me enteré hace ya tiempo de su pérdida).
Gran amante de los cómics, excelente profesor y excelente persona. Hoy, como cuando supe que ya no estaba entre nosotros, no puedo evitar llorarle.
Allá donde estés, Miguel, seguro que sabes que muchos te recordamos con cariño y lamentamos que no sigas entre nosotros. Un abrazo.
Luis Castaño.
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