MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

martes, 31 de enero de 2012

CUENTAS DE ENERO


Enero, mes bifronte, concluye con una reverencia soleada, con cierta tristeza y desánimo, y dudas de identidad. La fe se escurre entre mis dedos, y me siento un poco perdido entre la rutina, y el trabajo que se acumula.

A estas alturas de la vida, uno piensa en lo que le gustaría haber hecho y no llevó a cabo: aprender música, viajar más, un trabajo menos estresante, y más solitario, quizás tener hijos. Inútil debilidad recurrente. A veces las columnas de lo cierto se tambalean, y sólo quedar el tirar para adelante, con la certeza creciente de que no hay tiempo de prestado, sino lo hecho a cada instante, el fulgor de las palabras y los gestos. En la vida afloran en los momentos más insospechados posos de una soterrada amargura que conviene descartar sabiéndolos pasajeros.

Qué carrera insomne la vida de la que Dios, si está ahí, es un testigo callado, al que interpelas calentándote el corazón, a veces casi con vergüenza de ser como un niño que cree en fantasías entre adultos aparentemente satisfechos, o, simplemente, atareados.
 
Ilustración: "Le clown" de Georges Rouault

viernes, 27 de enero de 2012

LA SUERTE DEL DOCE




Parece que la suerte de este 2012 en Cádiz ya está echada, como puede simbolizar este bloque pintado de dado en el Campo del Sur: una manera de materializar ese azar que entrevera nuestras vidas, y que rompe los esquemas previos. El marasmo económico ha barrido los festejos de inauguraciones de grandes obras públicas, aplazadas sine die, y algún local que albergaba otras instalaciones conmemorativas se ve hoy día en alquiler en esta ciudad, más asediada ahora que nunca por el ejército de la penuria y el paro. Ciertamente, el bicentenario no será, como se pretendía, una fuente de oportunidades para Cádiz como fue la Expo para Sevilla. Eso sí, este carnaval habrá más tipos históricos y conmemorativos, algo no inusual en esta ciudad dada a mirarse el ombligo sin tener de qué, y donde la fractura económica y cultural va por barrios y está cada vez más acentuada.

Al hilo de esto, hay fenómenos recientes que me son difíciles de entender. No entiendo ese necesidad imperiosa de Bancos Centrales y Gobiernos de "salvar" la Banca y de que "se recapitalice", mientras se produce el drama cotidiano de miles de PYMES que van cerrando anónima y como fatalmente, y de miles de familias, también, forzadas a la pérdida de su vivienda, y al subsiguiente desahucio, sin que dejen de deber por ello -lo que es para mí una pura muestra de usura- un céntimo menos de la hipoteca contraída, lo que las condena a convertirse, probablemente de por vida, en una especie de "almas muertas" , forzadas a la economía sumergida,  a la depauperación de la falta de cotización, y al nuevo estigma del registro de moroso, que les impedirá firmar un contrato de alquiler, o comprarse un simple móvil de contrato. Los bancos son, sobre el papel, empresas que deberían asumir los riesgos que asumen el resto de corporaciones en el mercado libre, y, por tanto, la eventual quiebra. Pero no es así, y, muy al contrario, los contribuyentes debemos pagar los platos rotos de bancos y cajas, que, empero, no demuestran la más mínima piedad, en su pura lógica de negocio, por los hipotecados que ya no pueden hacer frente a sus cuotas. Es una demostración palmaria de esa simbiosis casi perfecta entre Estado y Capitalismo financiero que caracteriza el llamado Estado del Bienestar (resulta, así, difícil de distinguir las oficinas de Hacienda de las de cualquier oficina bancaria, y sus horarios son los mismos). La banca, sector intervenido donde los haya al decir de expertos, paga favores, sosteniendo al Estado y su corrupción y derroche clientelar y partidista mediante la compra de sus emisiones de deuda pública (a las que, al parecer, se las apaña de todos modos para sacarle beneficio), lo que provoca o promueve (para qué correr riesgos) el cierre del grifo del crédito privado, y la progresiva asfixia del mismo sector bancario, que acaba necesitando ser "rescatado", y vuelta a empezar.

Los partidos de izquierdas (socialdemócratas o no) ocultan sus propias contradicciones hablando de "neoliberalismo salvaje" y "Mercados especuladores", pero gran parte de la culpa de la crisis actual recae en los Bancos Centrales que han mantenido tipos de interés artificiosamente bajos durante años y años, y en los bancos y cajas que han favorecido la especulación inmobiliaria con sus inauditas facilidades de crédito a constructoras y particulares (aparte del encarecimiento del precio de los solares y la corrupción propiciada por la Ley del Suelo). Uno recuerda cuando buscaba piso no hace muchos años, y veía los precios desorbitados de las viviendas, cómo se pagaban fortunas por auténticos cuchitriles, y cómo los bancos financiaban alegremente estos disparates que obligaban a una pareja a dedicar el sueldo íntegro de uno de los cónyugues al pago hipotecario (lo cual se hacía también con mucha alegría e inconsciencia); bancos que ahora echan, sin empacho ni rebajar por ello la deuda pendiente, a esas mismas familias de esas casuchas cuya tasación sobrevaloraron, y que pasan a integrar su parque-cementerio de viviendas, con el que esperan, sin embargo, negociar, pues, como ya se sabe, un banco nunca pierde.

La gente corriente ha sido, por consiguiente, la víctima de este Estado del Bienestar de pies de barro, y pienso que la dación en pago sería una muestra de solidaridad y responsabilidad en una sociedad madura en la que todos sus agentes -empezando por los bancos- estuvieran dispuestos a asumir sus responsabilidades, en forma de riesgos y ganancias y pérdidas.

martes, 17 de enero de 2012

DE BARCOS, NAUFRAGIOS Y HÉROES


Los recientes sucesos del crucero siniestrado en la costa italiana me han hecho reflexionar sobre el único viaje de ese tipo que realicé hace unos años con mi pareja. Se puede entender, en parte, la falta de ejemplaridad -palabra ahora a la moda- del capitán, y el pánico egoísta del desalojo del barco por las mismas circunstancias de este tipo de viajes, todas marcadas por el dinero. El capitán con aspecto de macarra, que participa en los juegos chorras de las veladas del barco, y que abandona a toda prisa su barco, tras provocar él mismo el accidente, por acercarse imprudentemente a la costa para "saludar", y el pasaje que se pisa los unos a los otros, es la imagen inversa de los capitanes como aquel marino republicano que, ya en el exilio, se negó a abandonar su carguero que se hundía, o de ese grito de women and children first, expresión de un heroísmo severo y práctico. Uno se encuentra, por el contrario, con una tripulación multinacional, y como dividida en estamentos -y pagas-, y unos viajeros que hacen de las vacaciones un espejo aumentado de la indolencia e irresponsabilidad con la que querrían ornar sus vidas durante todo el año. El riesgo -y la belleza- implícito en cualquier navegación se pretende obviada e inconcebible, en el interior de esos hoteles de lujo flotantes, donde el mar es cuestión de vistas desde la piscina del buque, o desde las cafeterías y restaurantes. Me sorprendió encontrar tan pocos pasajeros que, como yo, se aventuraban en la noche a las hamacas de la proa para extasiarse bajo una manta ante ese techo increíblemente tachonado de estrellas, que te encogía el corazón con su heladora belleza.

Todo muy lejos, sí, de las renegras, cuéncavas, marcamineras naves aqueas de la Ilíada, en la extraordinaria versión de Agustín García Calvo, cuya lectura he reemprendido estos días. ¡Qué maravilloso texto o testo!, y qué sabiduría madura la del poeta, filólogo y traductor, feliz confluencia, a despecho de mentes estrechas y prosaicas. Hace tiempo empecé a traducir la obra de Merlín Cocayo con un esquema métrico similar, y ahora me están entrando ganas de retomarlo.
Todo es culpa de los dioses, según Aquiles y Agamenón -lástima para el capitán italiano de marras que ya no le quepe recurrir a este argumento-, y el Crónida Zeus ha decidido ya la suerte de todos los protagonistas, vivos y muertos, aunque a diferencia de a Lázaro, sólo le asegura a Patroclo una demora en su corrupción.

martes, 10 de enero de 2012

DE REGRESOS Y AMORES ENCADENADOS


Los últimos días de vacaciones han estado marcados por cierta placidez; incluso la vuelta al trabajo no me ha traído, hasta hoy, mayores ajetreos. Es cierto, como comentaba esta mañana con una compañera en el autobús, que tras el primer día de trabajo la sensación e incluso el recuerdo del vacar se esfuma: hasta tal punto es absorbente el quehacer cotidiano. Quedan seis meses por delante de intensa actividad, en el que se mezclará un viaje a Francia. Apenas presto atención a la actualidad política, y me vuelvo más escéptico respecto a casi todo. Lo que tengo claro es que nada se da gratis, y es labor de funambulista el trato humano. Las relaciones se estrechan y desechan como los hilos de una telaraña al viento.

En el mundo de la Ilíada los dioses movían el destino de los héroes como hilos de marionetas, descargándoles de la responsabilidad última de sus actos, de la conciencia de éstos, y ensimismándolos en la crueldad. La compasión nace con la conciencia de la propia libertad.

En Roma proliferan los candados con nombres de enamorados, como por desmentir lo dicho. La esperanza de permanencia del amor quiere hacerse una con el paisaje urbano, y obliga al paseante a cargar con su efímera certeza. Sus llaves se hicieron desaparecer, y, cuando la moda pase, el desengaño comparecerá bajo especie de cerrajero.




miércoles, 4 de enero de 2012

DE BELENES, RESIDENCIAS Y BARES


Estos primeros días del año han estado marcados por su bullicio habitual, y cierta aprensión del corazón. Leer, leer, leer. Dedico varias horas seguidas a la lectura, algo que fuera de las vacaciones no me es posible. Es una manera de dilatar el tiempo de otra manera. Ayer acompañé a L. y a su madre por una visita por belenes del centro. Uno se encontraba en el interior de una residencia de ancianos, regentada por una congregación religiosa. Allí charlamos con un par de monjas vestidas como las enfermeras de los años 70, y con un corte de pelo corto e idéntico. Nunca me deja de sorprender la franqueza inquisitiva de las monjitas, y su mirada recta, fruto del orgullo del espíritu de servicio y la firmeza de la fe, que sostiene la tuya, más esquiva, con toda naturalidad. Contaban que la Junta les había obligado a realizar importantes reformas, y a contratar más personal con la promesa de un concierto, y que una vez cumplidos todos los requisitos, se lo habían negado. Hay en dicha residencia numerosas personas con pensiones no contributivas, cuando el coste real de una estancia suele rondar los 2000 €, lo que debía ser sufragado por la congregación. L. y su madre se mostraron indignadas por cómo se les negaba la subvención a una institución como aquélla, mientras se sufragaba a todo tipo de asociaciones e historias. El belén, una pequeña ciudad dentro de otra, la promesa de vida y eternidad, junto a la certeza de la muerte cercana. El ciclo de la vida vuelto emblema arquitectónico.

Tras dejar a mi suegra, nos encontramos entre la turbamulta compradora y aficionada a las colas del algo gratis, a un amigo que nos había saludado muy apresuradamente esa mañana, e insistía en invitarnos a algo en desagravio. Tomamos unas tapas, y luego nos quiso invitar a las copas. No pude evitar acordarme de Ronda de Madrid, de JM Benítez Ariza, narrando el recorrido nocturno del protagonista y sus coinquilinas por los bares de Madrid a mitas de los años 80, y la variedad caleidoscópica de ambientes e iluminaciones, tan decisivas a la hora de crear éstos. Lejanos tiempos aquellos de los de la botellona actual, que ha devuelto a la intemperie -y a lo intempestivo- las relaciones sociales.