MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

viernes, 31 de diciembre de 2010

CUENTA ATRÁS

La imagen que acompaña estas líneas muestra un analema, que es la curva que describe la posición del Sol en el cielo, observada a la misma hora de día y desde el mismo lugar durante un año, en este caso, 2010. Esta imagen, tomada en Veszprém (Hungría) y que aparece en la web de National Geographic, es extremadamente compleja de conseguir por el tiempo y la precisión que requiere. De hecho, según informa la publicación online, sólo hay unas veinte personas en todo el mundo que han logrado obtener una instantánea semejante (Fuente: abc).
Más difícil aún me parece describir en breve espacio lo que ha ocurrido en todo un año, que, además, cierra una década, la primera del siglo XXI, que quizás tenga como hecho liminar el atentado de las Torres Gemelas, especie de Pearl Harbor de lo que analistas franceses han llamado naziislamismo o islamo-fascismo, que, junto a la proliferación de armas nucleares en estados como Irán y Corea del Norte, configuran muy negros nubarrones en el horizonte. Por otra parte, oí decir a un tertuliano que el 2011 se presenta tan malo, que el gobierno está pensando en prorrogar el 2010. Y eso me hace pensar lo poco que me gustan estos últimos días de cada año, llenos de trasiego impropio de un día de vacaciones, y todo para celebrar la artificial caída de una hoja de calendario. Mañana será otro día más en ese tiempo cuadriculado y artificioso que asenderea nuestras vidas, y lo único de que me alegraré será de poder deleitarme con el concierto de Año Nuevo, y con la certeza de que este año no iré a la comida organizada por algún familiar político, que no tiene bastante con el atracón de Noche Vieja, y quiere seguir hinchándose como en un remake de la Grande bouffe.
Son días de salidas, chantajes y compras, rendido a la fiebre consumista, porque hay niños pequeños, y no quieres ver su carita el día de Reyes sin regalos. Pero maldita la gracia que me hace ir a esas tiendas llenas de cachivaches de plástico y colores chillones, pagados por su peso en oro, y atendidas por dependientas que parecen en ocasiones al borde del histerismo en su devoción sobreactuada al pequeño cliente. Un sobrino, por ejemplo, me ha pedido que le compre gormitis. Tengo experiencia ya con estos bichos horrendos, pues la última vez que fui a Bilbao a casa de mi amigo Fernan, sus hijos pequeños los tenían. Cuando me quedaba a solas con ellos, organizaba peleas de muñequitos: yo cogía un Superman muy colorido, y ellos sus gormitis. Ni decir tiene que Superman, a pesar de su caracolillo, resultó miserablemente derrotado por estos muñecajos feísimos, que se reproducen como una saga infinita. La muñeca Dora, Hello Kitty, El patito feo, Hanna Montana son entes que te asaltan sólo en Navidades como los fantasmas al avaro Sr. Scrooge, recordándote que apoquinar, tienes que apoquinar. (y suerte de ti si encuentras lo que piden los niños en su carta a los Reyes, y no se lo ha llevado ya algún otro pardillo).
Para más inri, creo que hoy no voy a poder disfrutar mucho de la cena, ya que al ir a curarme ayer por la mañana una herida en un dedo, la ATS me tomó también la tensión y me dijo que tenía la mínima alta. Fatal oxímoron. A L., que venía conmigo, se le encendieron todas las alarmas de las prohibiciones alimentarias. Y ella y la ATS se pusieron de acuerdo para que yo fuera la semana que viene todos los días a tomarme la tensión, y llevarle los resultados a mi médico de cabecera. Se me ocurrió comentar que hace años fui a hacerme un chequeo a un cardiólogo, quien me dijo que en el futuro sería hipertenso. Entonces la ATS me dijo: "el futuro parece que ya está aquí". Frase que ni para una novela, vamos. Bueno, paciencia, y, en todo caso, brindaré con lo que me dejen tomar por todos vosotros, queridos amigos y amigas, que os pasais por el blog de este vuestro humilde funcionario -y a mucha honra, que todo se lo debo a mis codos- poeta, o viceversa. Que nos sigamos leyendo por mucho tiempo. 

miércoles, 29 de diciembre de 2010

ATRAPADO EN EL TIEMPO

Escuchaba ayer en un programa de TV que la saga de Harry Potter tiene ya 17 años. Tal cosa me hizo pensar que desde comienzos de los años 90 para acá me he quedado estancado en gustos musicales (apartado de música pop) y literatura. Efectivamente, la música de los 90 dejó de interesarme, me quedé colgado a finales de los 80 (décadas anteriores inclusive), mientras algunos de mis amigos escuchaban grupos como Oasis, que me importaban un pito. Visitaba yo una página web, hasta que se cayó hace poco, donde se podían escuchar (que no descargar) discos de pop organizados por décadas; de los 90 no conocía a nadie; y pude verificar que la calidad de la música de los 80 era en general inferior a la de los 70, aunque eso no es un secreto para casi nadie.
En cuanto a la literatura, apenas he leído nada que haya estado de moda de unos 20 años para acá; así me pasa con autores ignorados para mí como Muñoz Molina, De Prada, Javier Marías, Pérez Reverte, Eduardo Mendoza, Almudena Grandes, Antonio Gala, Saramago, etc. y con los extranjeros, tres cuartos de lo mismo. 
Atrapado en el tiempo estoy. Probablemente me estoy perdiendo cosas de mucho interés. Pero pesa sobre mí, quizás, el complejo de lo clásico. En los 80 sí me guiaba por las críticas literarias de novedades que se publicaban, por ejemplo, en Babelia. Ocurría, no obstante, en ocasiones que, tras cerrar el libro, mi valoración era muy distinta de la del crítico de turno, y, ante tal desorientación, opté, cada vez más, por leer libros más antiguos, al tiempo que me alejaba progresivamente del género de la novela, volcándome en la lectura de poesía y ensayo, y la relectura. Es inútil pensar que se va a leer todo lo que hay de interesante en la literatura en una vida, (y quizás no valga ni la pena), y me dedico a leer libros que me hayan tirado antes alguna especie de "red" sentimental o intelectual, y que me hagan creer que hay alguna continuidad en mi devenir de lector, afianzándome en mi idea de que ser culto consiste realmente en saber descubrir y trazar relaciones entre el arte y la vida.

Imagen: Father Time de Howard Pyle

viernes, 24 de diciembre de 2010

BELÉN

Monto despacio mi viejo Belén

con sus figuras acurrucadas,

la Virgen, el Niño, las bestias, José,

que es lo mínimo que se despacha.

Para pastores no tengo lugar,

y para los reyes el hueco me falta.

Virgen y vaca pegadas están,

más una oveja que se colara.

José vigila con su candil,

-no ‘san’ José pues aún no lo es-

y enchufo la luz que está incorporada,

e imita un fuego de leña vivaz

sobre la madera conglomerada.

Mi corazón se llena de paz,

como si acaso participara,

al volver a encender esta luz,

en el Misterio que a todos nos salva.

martes, 21 de diciembre de 2010

LOS BLOGUEROS Y LA SELECCIÓN NATURAL

No me siento identificado con ninguno de los tipos representados en este árbol genealógico de los blogueros, cada vez más visuales. Ni la inmensa mayoría de los blogs que visito me encajan aquí. Será que sois unos tíos raros. Dicen que los blogs que sobrevivirán serán los especializados, pero ésa es una mentalidad empresarial, que me parece de dudosa aplicación en este caso. Cierto es que cuando uno busca información en la Red sobre cualquier asunto, y principalmente literario o histórico, uno se topa primero con la wikipedia y/o un blog. Tengo una formación muy académica, y desconfío de entrada de lo que no trae una bibliografía y notas a pie de página. Ahora bien, este tipo de artículos no abunda en internet (en el que no está todo, sino sólo lo que alguien tiene a bien colgar, contra lo que suponen los defensores de la Red como fuente íntegra de información), y cuando los encuentro, me canso, y tengo menos tolerancia de lectura que ante un artículo en papel, por muy largo que sea. El blog es el reino de la subjetividad voluntariosa, no exenta de rigor lacónico y, en ocasiones, epigramático. El David que anida en cada blog multiplica su fuerza por los inesperados vericuetos de la Red.
Lo que más me preocupa es la dependencia tecnológica de blogger, que puede liquidar este tinglado gratuito en un segundo. He incorporado por cierto, el gadget de entradas más leídas y me he llevado algunas sorpresas: en primer lugar me figura una entrada que no entiendo por qué ocupa el primer lugar ("De búhos y un poeta nocturno"), y una segunda que publiqué este verano sobre fantasmas, como mero divertimento. Misteriosos caminos los de internet. Si tienes un blog, tienes también un emisor de señales vitales, y esto resulta extremadamente atractivo, y adictivo.
Aprovecho, amigos, para ir felicitándoos la Navidad, y si es con jamón mejor.

Imagen: www.flowtown.com

viernes, 17 de diciembre de 2010

"MOMENTOS ESTELARES DE LA HUMANIDAD" DE STEFAN ZWEIG

Stefan Zweig (1881-1942) es, en nuestros días, un autor semiolvidado. Ciertamente, no encaja en nuestra época de tan cacareada postmodernidad, relativista en lo moral y lo cultural, y, por lo tanto, sectaria. Nacido en el seno de una rica familia judía austríaca, fue un eximio representante del Humanismo y el sentido de la identidad europeos, en cuyos ideales creía fervientemente, como el valor superior de la cultura y el pacifismo. Nacido en la mágica Viena del cambio de siglo, fue sin duda parte de ese "fermento de la alta cultura europea" como denominaba Hermann Tertsch a los intelectuales judíos, que bullían en esa decadente capital imperial. En su exilio brasileño, sintió que ese mundo de cultura libresca, de excelencia, y arte, que había elevado al Hombre a cotas insuperables, había perecido en el océano de la barbarie embrutecedora de la guerra, y decidió suicidarse junto a su esposa. Fue otra víctima indirecta del nazismo, y su actitud contrasta con la de otro intelectual como Georges Bernanos (tan poco conocido en nuestro país, primero, durante el Franquismo, por haber denunciado sus crímenes en la Guerra Civil, y luego, en Democracia, por su carácter de escritor católico, malvenido para la progresía prejuiciada que ha dictado el who's who de nuestra vida cultural), que también compartía exilio por aquellos lares, pero al que quizás su fe cristiana, le hizo perseverar, y seguir en la denuncia de esa civilización destruida, tal como lo hacía antes de la guerra.
En esta obra que comento, Zweig habla metafóricamente de la Historia como de un artista, que en los breves momentos de inspiración puede conformar su obra maestra. Así, la Historia (entendida de modo providencialista) concentra en un breve período de tiempo acontecimientos cuyas consecuencias se dejarán sentir durante siglos. Zweig dice que no pretende fabular, pues allí donde la Historia se muestra como "poetisa" o "dramaturga" ningún escritor puede arrogarse el derecho de superarla. Esta metáfora -y voluntad- estética es, sin duda, la gran contribución del autor austríaco, que se superpone a la idea ciceroniana de la Historia como magistra uitae, y la embellece, dotándola de dramatismo, y nervio literario. No parece, pues, casual, que sea Cicerón el protagonista de la primera de las "catorce miniaturas históricas" que subtitulan la obra de Zweig. La caída de Constantinopla en manos turcas (the greatest tragic drama of all time, según Antony Beevor) es la segunda miniatura, en la que destaca cómo un detalle fortuito, el olvido de una pequeña puerta abierta en una muralla ciclópea, cambia la Historia, y permite que un "fatal poder destructor" atenace Europa durante siglos. Zweig combina estos relatos históricos (la hazaña de Balboa, Waterloo, la fiebre del oro, el tendido del cable telefónico entre América y Europa, el descubrimiento del polo Sur con la muerte de Scott, el viaje a Rusia de Lenin, y el fracaso de las iniciativas de paz del presidente Wilson en 1919), con otros centrados en artistas (Händel, Rouget de Lisle, Goethe, Dostoievski, Tolstoi), que son presentados sometidos a penosas encrucijadas vitales, que superan y subliman gracias a su arte (Händel, Goethe, Dostoievski), convertido en regalo para la Humanidad -aunque a veces este mismo arte puede convertirse en un peso insoportable si se trata del "genio de una sola noche" (Rouget de Lisle, creador de "La Marsellesa"), o de un espejo que, al final de una vida, presenta al artista ante sus propias contradicciones (Tolstoi).
Es una obra donde Zweig muestra unas extraodinarias dotes de narrador, sobrio y evocador. La lectura te absorbe y llena de emoción (Constantinopla, Händel), y tiene la genialidad de hacerte asistir con toda verosimilitud al proceso de creación del artista (Händel, Goethe), que justifica por sí sola la grandeza de ese mundo tan añorado y querido por Zweig, un mundo en vías de extinción, un "mundo de ayer" para el propio autor, que uno, como lector, no puede tampoco dejar de añorar, mientras oye a su alrededor hablar de Alianzas de Civilizaciones y otras estupideces.

Imagen: Stefan Zweig, Momentos estelares de la humanidad, El Acantilado, (14ª reimpresión), Barcelona 2010.

martes, 7 de diciembre de 2010

MANERAS DE MORIR

Sí, resuena en mi cabeza la vieja canción de Leño, maneras de vivir. Pero in malam partem. Estoy enfermo y de baja por un proceso neumónico. Tengo que hacer reposo, y no salgo de casa desde el jueves pasado. Se fastidió el puente (compadezco, de paso, a los pobres viajeros que se han quedado atrapados entre el chantaje de los controladores aéreos y la incompetencia del gobierno). Me hubiera gustado ir a Sevilla (saludos también a los amigos blogueros sevillanos) , pero no va a poder ser esta vez. Sí estoy teniendo tiempo, en cambio, para leer, ver películas y preparar alguna cosa de la edición de mi tesis y del trabajo. También he escrito un par de poemas, que es tiempo ciertamente ganado. Me fastidia, sin embargo, no poder salir de casa, y en situaciones como ésta, se empieza a divagar y a perder -gracias a Dios- el sentido de la rutina.
Dispongo de una biblioteca que cuenta con una mesa-escritorio, donde escribo todas estas tonterías, y en el trozo de pared frontero, a la altura de mis ojos, tengo colgado un dibujo que me hizo un compañero en una de esas largas reuniones-río vespertinas propias de los institutos. Llegados a cierto momento de saturación, unos a veces desconectamos interiormente, y otros entran en paranoia. El compañero en cuestión se puso a dibujar muertes. Muertes de profesores por especialidad. Por ejemplo, a la profesora de biología la hacía perecer atada a una silla y dentro de una pecera, y al profesor de gimnasia en una picadora de carne. De acuerdo, estas muertes pueden responder a una lógica perversa, pero no entiendo por qué al profesor de matemáticas le pegaba morir en la silla eléctrica. Sigo sin verle el sentido, aunque él dijera que lo tenía. A mí como soy el de francés, me hacía sucumbir, obviamente, bajo la guillotina.
La muerte da para mucho: el Humanismo (cristiano, o no) afrontó la reflexión sobre la muerte como necesaria para la comprensión de la vida, y la muerte adquirió un valor ejemplarizante, positivo o no, como culminación de un consecuente proceso vital. Ahí están en clave de humor los impagables gags llamados "muertes famosas", que hacían los inolvidables Faemino y Cansado, con su mezcla de falsa ingenuidad y cultura literaria (que se hace cada vez más huidiza), o los llamados Darwin awards, "Premios Darwin", que algunos tipos con mucho humor negro dan en EE.UU. a las muertes más estúpidas, y que -dicen- contribuyen a la Selección Natural eliminando del fondo genético a estos finados (dieron lugar estos premios a una muy divertida película homónima, con una resucitada Wynona Ryder). La perversidad eugenésica es aquí subyacente.
Lo malo es que de la muerte se huye cada vez más, con lo que se acaba por frivolizar la vida, y poner el control de ésta en manos de los políticos, que facilitan, por un lado, la muerte cada vez más temprana en el vientre materno, y, por otro, la aceptación progresiva de la eutanasia, disfrazándola de "muerte digna". Si todos somos animales, ¿que más da que alguien decida lo que es bueno para tí?
Creo recordar que en el Bushido se aconsejaba a los samurais imaginarse cada mañana al despertar muriendo de diversas maneras para perder el miedo a la muerte. Yo ya tengo algo que mirar todos los días, aunque es muy improbable que muera de esta manera, o que pierda el miedo a morir. Aunque sí aprendes a quitarle importancia a ciertas cosas, y a reírte de la estupidez circundante, empezando por la propia.

viernes, 3 de diciembre de 2010

LA POLÍTICA, EL MERCADO Y EL FIN DE FUTBOLISTAS Y PARADOS (I)


¿Quién dice que Zapatero no conoce y frecuenta el mercado? En la pasada fiesta de Tosantos celebrada en el Mercado de Abastos de Cádiz podía verse, como es tradición, los puestos ornados con las fantasías elaborados por sus dueños con los propios productos que venden. Ahí estaban las acostumbradas cabezas de cerdo para representar a cualquier personaje, debidamente vestidas, cual pesadilla de un museo de cera. Este año pude ver en un puesto de charcutería a nuestro presidente tras el mostrador y enfundado en un traje. Su cabeza y cara estaban hechas con queso y chacinas, y estaba rodeado de leyendas alusivas a la crisis y el paro, poco lisonjeras para él. Esta tosca representación me hizo pensar en lo que ocurrirá con un político cuando en la mentalidad popular pasa a ser visto como un azote.
Zapatero es el ejemplo de la dosis de populismo que una sociedad moderna, pero deficitaria desde el punto de vista democrático como la española, puede soportar. Su relativismo moral, la capacidad de adaptación de su discurso a cualquier circunstancia, su veleidad, su bajo perfil intelectual, y la importancia de la propia imagen (marcada en los primeros tiempos por el "talante", la sonrisa y el "diálogo") hacen de Zapatero el perfecto político postmoderno. Todo el mundo lo da ahora por liquidado (es impresionante lo que dice al respecto Joaquín Leguina en su blog, al que llegué a través de un enlace del de Javier Sánchez), pero yo no lo veo tan claro. Alguien que carece de otro horizonte vital que el poder hará lo que esté en su mano por seguir en él, y puede incluso llegar a pensar que el tiempo corre a su favor. Sus proyectos parecen haber fracasado, pero dejarán una huella nociva y perdurable. Su proyecto era ideológico, basado en premisas intelectualmente simples, y el objetivo último era eliminar la posibilidad de la alternancia política, mediante la estigmatización de la derecha política y una insidiosa labor de ingeniería social.
 Desde el punto de vista político, el pacto del Tinell (2003) y el sucesivo pacto de Perpignan entre independentistas catalanes y ETA, para excluir a Cataluña de las actividades de la banda terrorista, son hitos previos, que señalarían el sesgo de su labor de gobierno posterior a la accidental victoria electoral de 2004. Con el modelo del tripartito catalán, Zapatero quería demostrar la capacidad del "nuevo socialismo" no sólo para ser más nacionalista que los propios nacionalistas (véase la radicalización de la política de exclusión lingüística de la Generalitat, y la promoción del nuevo Estatut), sino para derrotarlos electoralmente en su propio terreno; con esto lograba también Zapatero imposibilitar el discurso de una derecha nacional, aun dinamitando el régimen constitucional del 78 (aunque todo no es culpa de ZP, pues la misma Constitución consagra una desastrosa e insolidaria organización del llamado Estado de las Autonomías; ZP no ha hecho más que agravar las desigualdades). Parcialmente ha vencido, pues el PP del Sr. Rajoy asumió en parte el nuevo mapa estatutario, y en sus autonomías las políticas de inmersión lingüística obligatoria no difieren mucho de las catalanas y vascas (estas políticas, que pretenden ahondar en el llamado eufemísticamente "hecho diferencial", responden a la tradicional identificación nacional a través de la lengua, típicamente nazifascista). Una segunda pata de su proyecto era -es- la negociación política (y hay que subrayar lo de "política") con ETA, con la que pretendía extender el pacto de Perpignan de su socio independentista a toda España, quizás con vistas a crear un tripartito abertzale, que le permitiera, de paso, presentarse a ZP como un "príncipe de la paz". Pero una banda de fanáticos asesinos que lleva tantos años matando inocentes no se iba a tragar la mercancía averiada de un para ellos monigote sonriente, aunque inmoral y sin escrúpulos. Era el todo o nada. Y ahí le falló el cálculo a ZP, que tendrá suerte si consigue de la banda un anuncio de tregua permanente, que dudosamente podría salvarle de su sino a estas alturas. "Es la economía, estúpido", a la que no se dedicaron ni las famosas dos tardes -el trabajo ya lo había hecho Aznar, el amigo de Bush-, y es ésta la que ha terminado arramblando con todo, y demostrando la verdadera altura de nuestro actual presidente.

Imagen: Exposición de Rodin en Cádiz