MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

sábado, 31 de mayo de 2014

VIAJE A NANTES (II)




La estancia en Nantes fue rica también en experiencias culturales. Museos, cines especializados, salas de música y espacios culturales no faltan en esta bella ciudad. Coincidió, además, nuestra visita con la celebración del 2º festival de Atlantide que, en torno al tema "Naturaleza(s)", pretendía dar "a ver y a oír la literatura bajo diversas formas", con la presencia de 50 autores, protagonistas de diálogos, conferencias ilustradas y lecturas musicales. Fue gracias a una de estas últimas que pude conocer en persona al poeta Zéno Bianu, al que conocía de la antología de Clara Janés, "Tres poetas franceses del siglo XXI". Así pues, en el local de jazz Pannonica realizó una lectura poética de su último libro, John Coltrane (méditation), última parte de una trilogía formada por Chet Baker (déploration) y Jimi Hendrix (aimantation), dedicada al saxofonista tenido por el más revolucionario e influyente del jazz. Como se dice en la solapa del libro, "por medio de un monólogo poético, Zéno Bianu se esfuerza en restituir el fraseado a la vez carnal y espiritual de Coltrane. Entrega aquí un largo coro, tierno y salvaje, que intenta remontar a la fuente misma del sonido coltraniano. Un torrente de notas entrelazadas en medio de las estrellas". Ciertamente, fue una experiencia hipnotizante escuchar los versos recitados por Bianu en un estatismo vocal y gestual, junto al pasional torrente musical desplegado por la contrabajista Hélène Labarrière; un perfecto maridaje que nos dejó sin aliento en nuestras sillas.






Tras la lectura, me acerqué a hablar un poco con Bianu; le hablé de la antología de Janés, que él conocía, y le dije que yo había publicado una reseña sobre ésta en la revista "El Ático de los gatos"; él me dijo, cosa que yo no sabía, que también se había hecho lo propio en la revista "El coloquio de los perros"; sonreímos del paralelismo. Me preguntó si me gustaba el jazz; tuve que decirle que no es uno de mis géneros favoritos, pero que había sido para mi una ocasión magnífica para conocer a un poeta que admiraba como él. Es un hombre de voz dulce y modales suaves, y se despidió haciéndome una bonita dedicatoria en su libro.
La partida de Nantes fue muy emotiva para mí, pues los profesores franceses del intercambio, Frédérique Baptiste y Manuel González -hijo de un exiliados españoles-, pues en la fiesta de despedida salieron algunos alumnos suyos a recitar o leer algunos de los poemas de "Verano cero", y lucieron el libro como uno de los recuerdos de Cádiz, e incluso pusieron una caricatura que me hizo Raphaël, el hijo de trece años de Manuel. Muchas gracias, amigos, creo que fue el mejor homenaje que se pueda hacer a un poeta.






sábado, 24 de mayo de 2014

"VERANO CERO" EN LOS MEDIOS



Mi editor, José Mateos, me acaba de escribir que el 16 de mayo apareció una nota en la sección "Otras voces" de la revista "El cultural". Me permito a continuación reproducir el texto que podéis encontrar también en enlace en este blog:

Más conocido como narrador y dramaturgo que como poeta, Ismaíl Kadaré(Cjirokaster, Albania, 1936) comenzó su carrera literaria escribiendo versos. Ahora, Pre-textos presenta esta Antología poética (94 pp., 16 e.), en versión de Sánchez Lizarralde, que muestra la evolución del escritor desde los 60 hasta los 90. En ellos ofrece, a partir de una declaración de principios -“no soy poeta/ soy viajero”-, poemas de amor junto a otros cargados de denuncia política, de nostalgia y desengaño.

Aunque hoy apenas se recuerden sus versos, Gloria Fuertes (Madrid, 1917-1998) fue siempre una verdadera Poeta de guardia (Torremozas, 166 pp., 15 e.) atenta a lo cotidiano, rozando en ocasiones el realismo social pero sin perder jamás el intimismo ni la sentimentalidad. “La duda me acribilla todo me espanta” escribe en este libro, quizás el más popular de todos los suyos, publicado en 1968 en la colección El bardo. Son poemas que respiran soledad y tristeza, a partir de una certeza: siempre “sale caro ser poeta” .

“Perdimos, perdiste, perdimos/.../ te conformaste con lo posible/y ahora te angustia lo probable/ y haber descartado lo imposible”. ¿Cabe tristeza mayor? José Miguel Dominguez Leal (Cádiz, 1966) debuta en la poesía conVerano cero (Libros Canto y Cuento, 85 pp., 10 e.), y desde cero parte para confesar cómo “la vida no vivida por mi padre/la vivo yo”, mientras, a vueltas con el intimismo, recorre paisajes amados. Atentos: aquí hay un poeta. 

VIAJE A NANTES (I)


Del 9 al 21 de mayo he estado acompañando a un grupo de alumnos de 1º de bachillerato y bachibac a un intercambio con el instituto Jules Verne de Nantes. Aunque ya conocía el sistema educativo francés, esta vez he podido profundizar aún más en sus peculiaridades. Su manera de trabajar, como es sabido, es bien distinta: los profesores cuentan con 18 horas lectivas en un horario que se extiende entre las 8 de la mañana y las 6 de la tarde, con una pausa entre 12 de la mañana y 2 de la tarde aproximadamente para comer. No están sujetos a realizar guardias como nosotros (para eso hay un personal aparte contratado, les surveillants), ni a ser controlados de un modo semipolicial sobre sus horas no lectivas en el centro; tampoco están organizados en departamentos didácticos con la obligación de reunirse una vez por semana. Ahora bien, esta relativa independencia queda contrabalanceada por el hecho de que pueden recibir la visita, al menos una vez al año, de un inspector del ministerio que va a puntuar su trabajo, de lo que va a depender su promoción y aumento de sueldo. Esto marca, sin duda, una diferencia importante, pues la inspección en España no está capacitada, en general, para estas funciones, pues los inspectores han dejado de ser especialistas en alguna asignatura para ser correas de transmisión de la pureza pedagógico-administrativa de las leyes educativas, y, como los políticos de los que dependen, no les gusta descender al día a día del aula, y, en algunos casos escandalosos llegan a aceptar injustas reclamaciones sobre notas.













sábado, 3 de mayo de 2014

"EL ALAMBIQUE", Nº 8




La revista El Alambique ha aparecido en su octava entrega, más voluminosa en esta ocasión, como señala su director, Agustín Porras. Acorde con su estructura habitual, el volumen se abre con una serie de composiciones de poetas invitados, entre las que destacaría las de Enrique García-Máiquez y Álvaro Galán Castro. El cuerpo central de la revista, empero, está ocupado por el homenaje a una figura poética, en esta ocasión, la del malogrado poeta malagueño Fernando Merlo (1952-1981). Como en números anteriores, destaca la calidad y variedad de los testimonios sobre el poeta difunto, que no sólo trazan un retrato de una personalidad tan desconocida, sino también de una época, y de una manera de entender la experiencia poética; destacaría, así, los textos de Francisco Cumpián y Juan Miguel González, quien hace un magnífico retrato por antífrasis del poeta experimental, desaforado, insobornable e irreverente, finalmente arrebatado por adicciones que diezmaron una prometedora generación:

¿Imaginó Fernando Merlo, por un momento, que algunos años después de su muerte, muchos de los poetas españoles y especialmente los andaluces, se convertirían en rapsodas áulicos y en sectarios defensores del "régimen", siempre tan manirroto en sus prebendas y subvenciones, mientras hubo dinero, con los artistas mansuetos y sectarios? Puedo afirmar con casi con toda seguridad que no. Al menos la muerte le ahorró el dolor y la indignación de presenciar la traición y el envilecimiento de quienes debían defender con su obra la vocación de poetas independientes, cuya más alta libertad se cifra en la entrega generosa de aportar un poco de luz y consuelo al sufrimiento de los hombres que, aunque se pretenda negar ideológicamente, llevan inscritos en su ser el inextinguible anhelo de verdad, bondad y belleza.

El homenaje se cierra con una admirable antología, donde vibran sus dos estremecedores sonetos tardíos, última producción poética del autor tras largos años de silencio creador.
Luis Valdesueiro continúa con su selección y traducción de aforismos, en este caso de Joseph Joubert (1754-1824), seguida de una selección de aforismos de Manuel Neila.
Son de reseñar los sendos estudios dedicados a Manuel Carrión y Alejandro Céspedes por Lorenzo Martín del Burgo e Inés Ramón, que ofrecen la medida de estos dos grandes poetas. Otras secciones dedicada a poetas argentinos, y a versiones bilingües rematan el número, que cuenta, asimismo, con una excelente y creciente plana de ilustradores.