MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

sábado, 23 de marzo de 2013

UN NUEVO MANDAMIENTO OS DOY: NO SUSPENDERÉIS


Montaigne en el capítulo 26, De l'Institution des Enfants, del libro I de sus Essais insiste en el papel esencial del preceptor y maestro del niño, que debe guiarle por el camino de la formación de su propio juicio, sin aceptar el principio de autoridad, convirtiéndole en una persona autónoma y consciente de su dignidad y del valor de su razón; el maestro adquiere, asimismo, una inmensa responsabilidad en relación a su pupilo, como transmisor, más que de sabiduría, de un modelo de vida justa y disciplina, ajena a una deletérea ociosidad. Este retrato del maestro ensalzado por el ilustre pensador francés ha llegado a duras penas hasta nuestros tiempos.

La periodista Teresa López Pavón informaba el 4 de marzo en Elmundo.es de que 

"La Consejería de Educación ha aumentado en las últimas semanas la presión sobre los profesores que registran un volumen mayor de suspensos, que tendrán que justificar las razones del fracaso en sus aulas. La 'campaña', que se ha hecho notar con especial intensidad en el mes de febrero y en centros sevillanos, ha despertado los recelos e incluso la indignación de muchos docentes que cuestionan los métodos de trabajo de la inspección y, sobre todo, el fin de la administración educativa, desde el momento en que sólo parece preocuparse de la estadística de suspensos y no de la calidad de la formación que se imparte.

Muchos profesores consultados consideran que la lucha contra el fracaso escolar se acomete de forma sesgada e ineficaz cuando sólo se tiene en cuenta los suspensos y no la calidad de la formación que se imparte. «¿Qué pasa cuando un profesor incumple con sus obligaciones y ‘regala’ los aprobados por comodidad? Pues a ésos, que constituyen un cáncer importante del sistema, nadie va a pedirles explicaciones».
El plan consiste, por lo que se conoce hasta la fecha, en un seguimiento por parte de los servicios de Inspección de la Consejería de Educación del trabajo de aquellos profesores que hayan registrado en el conjunto de los grupos evaluados un volumen mayor de suspensos que de aprobados. Es decir, los docentes se verán sometidos a una inspección personal cuando hayan suspendido a la mitad de los alumnos en al menos la mitad de los grupos a los que imparten clase.

Llamada de atención a los profesores

La actuación no responde a ningún plan novedoso sino que forma parte, según ha sabido este periódico, de la acción ordinaria de los inspectores en los centros. La novedad, al parecer, radica en que, con anterioridad, eran los equipos directivos los que tenían que responder y justificar los resultados a requerimiento de la inspección, mientras que ahora la 'llamada de atención'’se dirige directamente a los profesores.
Esa 'focalización' del problema del fracaso escolar en los docentes ha provocado un importante rechazo entre quienes se sienten cuestionados por el simple hecho de registrar un número elevado de suspensos. «No nos parece mal que la administración quiera conocer el trabajo que realizamos ni que se investiguen las causas del fracaso en aquellos grupos con más suspensos. Eso es lógico e incluso deseable. Lo que no tiene sentido es que sólo se pida explicaciones a quienes suspenden por encima de lo estadísticamente normal y no a quienes aprueban de manera generalizada», explican los docentes.
El sentir de muchos profesores es que tan importante como el fracaso escolar registrado en las estadísticas es el nivel de la formación de muchos de los alumnos que promocionan de curso e incluso obtienen la titulación sin llegar a los mínimos.

Aprobados en los despachos

En este sentido, la alarma creada en los claustros a raíz de la denuncia realizada en el instituto ‘Los Álamos’ de Bormujos (Sevilla) -recientemente analizada por Nacho Camino en su blog-no contribuye a desterrar la idea de que lo que realmente pretende la administración es, efectivamente, aumentar la presión sobre los docentes para que ‘relajen’ los criterios de evaluación y, automáticamente, se edulcoren las estadísticas oficiales del fracaso escolar, una auténtica pesadilla de la Consejería de Educación.
En Los Álamos, el claustro ha denunciado que la delegación de Educación ha resuelto conceder el título de Graduado en la ESO a un alumno de 4º curso que tenía cinco asignaturas suspensas. Tras la reclamación del alumno ante la administración, la delegación resolvió revocar dos de los suspensos y conceder el título pese a los otros tres.
Algo muy parecido se ha conocido también en el Colegio Aljarafe de Sevilla, donde la delegación de Educación ha resuelto aprobar a una alumna de segundo de Bachillerato cuatro asignaturas que había suspendido, sobre un total de ocho, y le ha concedido, además, el título.

Tras la eliminación del Plan de Calidad

El nuevo plan de inspección se ha empezado a aplicar en los centros después de que la Junta anunciara a los sindicatos su intención desuprimir el denominado Plan de Calidad, un programa contra el fracaso escolar también muy conflictivo que vinculaba el cobro de una serie de pluses económicos a la mejora de los resultados académicos y educativos. El plan ha sido finalmente retirado sin que la Consejería de Educación haya llegado a dar cuenta nunca ni de su elevado coste ni de sus resultados."
Hablando una vez con un compañero de filosofía sobre estas malhadadas y conocidas prácticas de la Inspección educativa, le traje a colación el ejemplo de los cirujanos que son investigados en cuanto a los resultados de sus operaciones al pasar cierto límite estadístico; aquél me respondió que la comparación no era pertinente, pues los profesores teníamos que contar con un factor en el alumno con el que no han de contar los médicos en sus pacientes: la voluntad de aprender.
Efectivamente, mucha de la decadencia de la enseñanza pública puede atribuirse a esta tendencia a descargar de responsabilidades al alumno en cuanto a su aprendizaje, entendido como futuro votante que agradar, al que, no obstante, se le obliga a permanecer entre los cuatro muros del instituto-guardería-cibersincafé-jaula dorada seis horas diarias en nombre de la comprensividad educativa; tendencia que tiene su contraparte en la presión creciente sobre el profesorado; presión ciertamente esquizoide, pues, de una parte, se nos solicita que impartamos una enseñanza de calidad al nivel de los mejores países europeos, y, por otra parte, que aprobemos al mayor número de alumnos para mitigar las escandalosas cifras de fracaso escolar (produce sonrojo en los profesores y risitas condescendientes en muchos alumnos comprobar el ridículo nivel de las Pruebas de Diagnóstico elaboradas por la Administración, y cómo a pesar de su mínima exigencia conllevan los resultados conocidos); por todo lo cual, un docente puede estar en manos, haga lo que haga, de la Inspección, cuerpo antaño prestigioso, ahora devenido -aunque no se deba generalizar- en comisariado pedagógico-político al servicio de la socialdemocracia partitocrática que nos gobierna en España.
La socialdemocracia, que vive de la promoción de la mentira y de la propaganda, siente horror a la verdad y a la disciplina, amor por la demagogia, y a igualar a todos por abajo, así como odio a la competencia y a la valentía que podrían caracterizar a un ciudadano auténticamente libre, y apto para rebelarse contra la falta de una auténtica democracia.
Por tanto, esta promoción de la corrupción desde arriba, que los políticos pretenden extender a los profesores (cuerpo del que siempre han desconfiado en cuanto personas que han accedido a su función por un principio de mérito que a ellos les es ajeno), antes con un señuelo económico, y ahora con la amenaza directa, debe ser denunciada y combatida como ya empieza a hacerse, con la frente muy alta, pues la indignidad no está en nuestro bando.

viernes, 15 de marzo de 2013

DEL MAR ARREBATADO


El rompiente marítimo soporta los sempiternos embates del mar hoy particularmente embravecido. Se antoja uno lejano a esa fuerza inaudita que socava los abismos de la villa apacible; las olas descargan su fragorosa rabia de espuma sobre los bloques de hormigón, muy desgastados ya en la primera línea de la sorda batalla que libran contra el piélago sinuoso y tornasolado.
Ajenos a este azote tranquilo, que es el del tiempo hecho átomos vibrantes, contemplo un espectáculo ancestral que me ignora y me sobrepasa; me niego a aceptar su llamada, y la visión de un futuro abismático que me hace sentirme menos que nada, más sobrecogido que contemplando el cielo reticulado de estrellas que pende sobre la ciudad rumorosa.
Le vuelvo la espalda, por fin, a este hipnótico espectáculo, y regreso a la futilidad apremiante de lo cotidiano, falsamente seguro de volver a vivir momentos como éste cuando quiera, como si fuera realmente -pobre iluso- dueño de mi tiempo.


sábado, 9 de marzo de 2013

REVISTA CALICANTO, Nº24


La revista de creación literaria Calicanto ofrece su número 24; publicada por el grupo literario Azuer, contiene poemas, sea de sus miembros como en números anteriores (Teo Serna, Manuel Laespada, Jerónimo Calero, María José Maeso, y su director, Antonio García de Dionisio) sea de poetas invitados; una sección de narrativa, y una final de reseñas de libros de poesía.
Destacaría las composiciones de Maeso, Rut Sanz, y Elmys García Rodríguez, en las que predomina (sobre todos en las dos últimas) una pulsión lírica y surrealista (No cesa de preguntar por los amigos / aquel que siempre le pedía / que anudara su corbata / cuando los pájaros del miedo / dominaban la casa. E. García, "Mujer que se desnuda frente a la ventana").
Por el contrario, el apartado de narrativa, como en entregas anteriores, desmerece en calidad respecto al de poesía, lo que demuestra que el relato corto es un género de más difícil génesis de lo que pudiera aparentar a priori.
A pesar de la modestia de sus dimensiones, Calicanto es una publicación editada con mucha elegancia y esmero, decorada en esta ocasión con ilustraciones de vehículos de principios del siglo XX, que me hacen recordar la materia de los collages de Max Ernst y Franz Roh, así como con fotografías de David García de Dionisio.

Dedicaré futuras entradas a otras revistas a las que tengo o he tenido acceso como El Alambique, El Ático de los Gatos, y La Revista Áurea.

sábado, 2 de marzo de 2013

PARALELISMOS HISTÓRICOS


Escuchaba ayer a Antonio García-Trevijano en un programa dedicado al 23-F trazar unos curiosos paralelismos históricos entre ciertos episodios de la Revolución Francesa y el fallido golpe de estado de 1981. Recordaba el politólogo español que la fracasada huida del rey Luis XVI, detenido en Varennes en junio de 1791, lo que le suponía en virtud de un decreto de la Asamblea de marzo previo la pérdida de sus poderes reales, fue disimulada por los diputados de dicha Asamblea, que perderían consecuentemente sus diputaciones y estatus, en un secuestro, paradójicamente realizado por los mismos monárquicos acérrimos que formaban el numeroso séquito real en su fuga. Llegaron, así pues, las dos partes a un pacto secreto, por el que los diputados no revelarían al pueblo la felonía del rey, y éste aceptaría renunciar a su derecho de veto constitucional y a sancionar el fin de los privilegios feudales. Fue la posterior aprobación de la inviolabilidad de la persona real, la que provocó la división de los jacobinos, de los que una parte, en la que descollaba Condorcet, abogó claramente por la institución de la república, y fueron subsiguientemente represaliados. Éste fue, según el historiador François-Auguste Mignet, el comienzo de una segunda fase en la Revolución, que, a diferencia de la primera que había consistido en la revuelta de las clases medias contra la aristocracia, radicó en la insurrección del pueblo contra las clases dirigentes, encarnadas en los políticos profesionales de la Asamblea y el Rey. Posteriormente, al ser descubiertas las intrigas reales para acabar con la revolución favoreciendo la invasión de tropas absolutistas extranjeras, fueron esos mismos diputados que habían, primero, ocultado la huida del monarca, y, luego votado su inviolabilidad, como el propio Robespierre, los que se apresuraron a condenarle a muerte, pues se verían comprometidos en su caída, mientras que los que votaron en contra de dicha inviolabilidad, se limitaron a pedir su destierro.
Según García-Trevijano, quien dice basarse en el testimonio de Sabino Fernández Campo, el golpe habría sido promovido por el propio rey, quien deseaba formar un gobierno de concentración nacional, dada la escalada terrorista y la incapacidad de Suárez para resolver la crisis, presidido por el general Armada, y en el que entrarían miembros de las fuerzas políticas, incluidas el PSOE, quien habría dado su aprobación al proyecto. Fue, en cambio, la precipitación del coronel Tejero, quien no habría aceptado la participación del PSOE en el gobierno, lo que hizo dar la vuelta a la tortilla, y que se acabara presentando al propio soberano como víctima de los acontecimientos, igual que en Varennes. Asimismo, la inviolabilidad real recogida en la constitución de 1978, incompatible según García-Trevijano con las reglas de una democracia, demuestra, en paralelo con la aprobada para Luis XVI, la corrupción e indignidad de una clase política, constituida en casta privilegiada bajo el manto protector del rey, -que se siente más legitimado, frente a su condición de sucesor consentido de Franco, instaurador de una nueva monarquía que se saltó el principio de sucesión dinástica encarnado por el padre de Juan Carlos-, al apoyarse en gobiernos de presunta izquierda, como el PSOE, quien será el primero en pedir su abdicación, por ser de los más comprometidos con el régimen actual. La situación presente, en fin, se asemeja a la de la segunda fase revolucionaria señalada por Mignet, en la que el pueblo es cada vez más consciente de la corrupción de la actual monarquía de partidos.
Sea como fuere, produce estupor, antesala de la indignación, la constatación de la corrupción de la Casa Real, y el inmenso egoísmo del indigno personaje que ostenta la corona, dedicado a patrocinar el régimen antidemocrático y corrupto de la partitocracia, y sus tentáculos autonómicos, a cambio de que se le haya dejado hacer con sus negocios privados (el New York Times le atribuyó recientemente una fortuna personal de 2.300 millones de dólares, sin que nadie lo haya desmentido), sus amistades peligrosas, y sus amantes.
Por tanto, para mí que he creído mucho tiempo que la constitución era garante de nuestras libertades, que la monarquía era una garantía de estabilidad, y que había partidos mejores que otros, es evidente que seguir votando en este sistema actual es corromperse, y que es necesaria la apertura de un proceso constituyente, que desemboque en una república presidencialista, sustentada en la representatividad real de los ciudadanos, basada no en el sistema proporcional de listas abiertas o cerradas fijadas por los jefes de los partidos estatales, sino en la elección de diputado uninominal a doble vuelta en pequeño distrito, y en una auténtica separación de poderes, es decir, en una verdadera democracia.