El viernes pasado falleció en trágicas e inesperadas circunstancias Concha Alcalde Cuevas, profesora titular de la Universidad de Cádiz. A mí y a Concha nos unía una pasión tardía por la pintura, y una amistad común con el pintor Javier Molina. Ella era una pintora más apasionada que yo, de un trazo mucha más rápido y seguro que el mío, y mientras yo me llevaba meses y meses dándole vueltas a un cuadro, ella acumulaba acuarelas, pasteles y acrílicos llenos de color, de los que hacía generosa ofrenda. En sus últimos tiempos Concha se estaba dedicando, entre otras cosas, a hacer copias del primer Kandinsy, y parecía que había encontrado su camino dilecto en la abstracción. Concha era una persona discreta y amable, llena de una dulzura interior que afloraba en su sabia sonrisa, que las duras pruebas de la vida no parecían sino haber acentuado. Descansa en paz, querida amiga y artista.
A CONCHA ALCALDE CUEVAS
In memoriam
Un lienzo en blanco a ti te espera, Concha,
para que uses colores ignorados.
Tu sonrisa paciente y delicada
será tu pincel, tu paleta el fondo
de tus ojos acuosos y azulados.
Píntame sobre el pentimento aciago
de tu destino apuntes de belleza
que sobrepujen la esperanza cierta
de tu mirar sereno.
1 comentario:
Bello homenaje, José Miguel. No la conocí personalmente, pero supe de su muerte ese mismo día por compañeros de su Facultad. Descanse en paz.
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