MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

lunes, 1 de marzo de 2010

DE LA GENERACIÓN Y A LA GENERACIÓN MONTERO


En homenaje a Orlando Zapata, víctima de ese otro Guantánamo que cubre el resto de la isla caribeña, he incorporado a mi lista de blogs Generación Y de la joven disidente cubana Yoani Sánchez, que también ha sido objeto de las represalias del régimen totalitario de los Castro. Ojalá sea cierto, como escribía Carlos Alberto Montaner el viernes pasado en ABC, que la muerte de Zapata no es una muerte más, sino que marca el principio del fin de la dictadura comunista cubana.
Hablando de totalitarismo, me llaman la atención las recientes declaraciones del secretario de Libertades Públicas del PSOE y presidente de la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados, Álvaro Cuesta, quien calificó ayer de «ofensa intolerable al Parlamento» y al Estado las palabras del portavoz de la Conferencia Episcopal (CEE), monseñor Martínez Camino, quien afirmó que la nueva ley del aborto da «licencia para matar a los hijos». En declaraciones a Europa Press, Cuesta dijo que con esas palabras «descalificadoras e injuriosas», el portavoz está «ofendiendo» a todo el sistema democrático, demostrando un menosprecio «de extrema gravedad» al principio de legalidad e incurriendo en una «extralimitación de la Iglesia católica». El diputado añadió que, mientras la ley esté en vigor, las iglesias pueden manifestar su desacuerdo, agotar las vías de recurso o influir democráticamente para que sea recurrida, y también recordar su moral o pedirle a sus fieles que no se acojan a ella, pero siempre “desde el acatamiento y respeto al principio de legalidad”.
“Le recuerdo a la Iglesia católica y al señor Martínez Camino, que en un país democrático, la ley es la expresión legítima de la voluntad popular formulada a través del Parlamento. El principio de legalidad y el respeto a las instituciones democráticas obliga a todos”, manifestó.
En esa línea, avisó a los obispos de que frente a la ley se puede “predicar el desacuerdo y la condena” pero no “la insurrección ni el golpismo, ni el menosprecio al Parlamento, y en el respeto a los principios democráticos”. “La Iglesia católica ni tiene bula ni es una excepción”, subrayó.
Por último, recordó que la ley ha salido adelante con un “amplio respaldo parlamentario”, “prácticamente de todos los grupos menos uno” y que “goza de la presunción de constitucionalidad” avalada por el Consejo de Estado (fuente EP/InfoCatólica).
Decía Oscar Wilde que la mejor manera de resistir a la tentación es sucumbir a ella, y creo que el Sr. Cuesta sucumbe plenamente a la "tentación totalitaria" de la que hablaba J-F. Revel. Como quizás diría Gustavo Bueno, el Sr. Cuesta se atiene a la concepción del "formalismo democrático", que atribuye un valor absoluto a las decisiones tomadas por un parlamento, leyes que pueden ser manifiestamente injustas y que merecen ser combatidas democráticamente sin que se tenga que ser acusado de "insurrecto, golpista o irrespetuoso". El relativismo moral del Sr. Cuesta, que no reconoce más valores que los formales legales, en una reductio ad absurdum serviría también para defender las leyes racistas, eugenésicas y liberticidas que aprobaran parlamentos surgidos de democracias "formales" (en cuanto sujetas a la legalidad vigente). Su formalismo totalitario, que quiere ofrecer su propio espejo a quien se oponga a la injusticia auque sea legal, va unido a un laicismo agresivo y excluyente que ataca gratuitamente a la Iglesia por defender su doctrina moral, que, en terrenos como este del aborto, coincide con la del sentido común. Me gustaría saber qué opina el Sr. Cuesta de la carta de dimisión enviada a Zapatero y Pajín por el concejal socialista del Ayuntamiento de Paradas (Sevilla), Joaquín Montero, quien ha pedido su baja como militante del PSOE y la dimisión de los cargos que ocupa en el consistorio andaluz tras la aprobación de la nueva ley del aborto. Reproduzco la carta de este socialista consecuente con sus ideas, ya condenado al ostracismo:



“Tras la aprobación esta misma tarde de la futura ley del aborto, ley Aído, en el Pleno del Senado con una ajustada mayoría de voluntades compradas a golpe de concesiones, este partido, el Partido Socialista Obrero Español, da un paso adelante en la conquista de la sinrazón en la que tanto camino tiene recorrido. Esta ley ha sido posible gracias a los males anteriores que ya habían sido asumidos:
Por un lado, la falta de libertad dentro del partido es un signo característico e inconfundible para percibir hasta dónde se han traicionado los valores democráticos que siempre caracterizaron a la Izquierda. No sólo acudimos a las anteriores Elecciones Generales de 2008 sin llevar en el programa electoral mención alguna a la ley que hoy se aprueba, sino que meses más tarde, en la ponencia marco del XXXVI Congreso Federal tampoco se hacía mención expresa a promover una nueva ley del aborto donde se considerase este como un derecho.
Hemos engañado al electorado al que representamos y hemos obviado el diálogo interno dentro del partido sobre un tema que, no sólo es contrario al humanismo universal que históricamente caracterizó al socialismo, sino que además divide a la sociedad dramáticamente. Este es un hecho antidemocrático sumamente grave.
Pero además, hemos contemplado estupefactos como se ha consensuado con los sectores nacionalistas más reaccionarios que el aborto sea un derecho sin límites, manteniendo el supuesto coladero hasta la 22ª semana. Aprendí de viejos y verdaderos militantes socialistas, que dieron hasta el último aliento de sus vidas por los ideales en los que creían, que “No hay en nuestros días una afirmación más reaccionaria que la del derecho de una persona sobre la vida del hijo no nacido. Es el derecho de propiedad más absoluto concebible, más allá del derecho del amo sobre el esclavo”. La propiedad sobre las personas ya fue abolida en la historia de la humanidad.
Es evidente que el socialismo, dentro de este partido, no puede ya superar los 40 años de vacaciones disfrutados durante la dictadura franquista, no ha sido capaz de conectar con el espíritu socialista de la clase obrera pobre que lo creó, por lo que pido que desde este mismo día conste mi baja como militante del PSOE. Así mismo pongo a disposición del partido los cargos electos que ocupo en el Ayuntamiento de Paradas (Sevilla). Jamás permitiré que mi nombre aparezca junto al de una organización que legitima la muerte de inocentes mediante la aprobación de leyes injustas”.
(Fuente: Albadigital)

10 comentarios:

Paco Gómez Escribano dijo...

Lo de Cuba clama al cielo y es incomprensible cómo aún hay gente que defiende esa Dictadura. Es como si el PP apoyara las dictaduras de derechas.
Lo del aborto es cuestión de los principios morales de cada uno. Yo no estoy de acuerdo en eliminar una vida en ciernes. Pero hay que reconocer que, pongamos por caso, un hijo engendrado en una violación es cuando menos una contrariedad, valga el eufemismo, para la madre.
No comprendo la facilidad con que las mujeres se quedan embarazadas cuando hoy en día hay medios anticonceptivos al alcance de todos. Creo que, sencillamente, es una cuestión de educación, que actualmente brilla por su ausencia.
De acuerdo con lo que dices del señor Cuesta. Y valiente la actitud y la carta del señor Montero.
Un abrazo.

José Miguel Domínguez Leal dijo...

El Sr. Montero menciona a viejos socialistas; habría que recordarle a ZP que Largo Caballero era contrario al aborto y a la eutanasia. El aborto libre supone volver a las sociedades antiguas donde los padres tenían derecho de vida y muerte sobre los hijos ¿dónde está el progresismo?
Yo tampoco puedo entender a la gente de aquí que justifica el régimen cubano. Veo en este asunto una mezcla de fanatismo, ignorancia consentida y hasta de maldad en algunos. Un abrazo, Paco.

zim dijo...

Aunque no sea ortodoxo (y pido disculpas por ello), entro sólo para replicar en parte el comentario anterior, de Paco Gomez Escribano: 'No comprendo la facilidad con que las mujeres se quedan embarazadas cuando hoy en día hay medios anticonceptivos al alcance de todos'. En efecto, tal como Vd. dice, al alcance de todos, incluso de quienes con ellas yacen, sujetos que deberían estar tan preocupados por su posible descendencia (y su salud) como ellas mismas. Otorgarles a ellas en exclusiva la responsabilidad de la concepción es, como mínimo, superficial e incosciente. Me parece que la oración ha sido algo desafortunada, independientemente del derecho que Vd. y cualquiera tienen de ser contrarios al aborto, no me malinterprete. Un saludo.

José Miguel Domínguez Leal dijo...

No creo que esa fuera la intención de Paco, pues, aunque son, evidentemente, las mujeres las que se quedan embarazadas, habla de "todos". Pienso que leyes como ésa que se acaba de aprobar tienen un trasfondo machista, pues eximen de toda responsabilidad (y también de derechos, por otra parte) a los varones en los embarazos, dejando todo el peso en el campo de la mujer, que es la que "decide". Puede ser, además, un método de presión sobre las trabajadoras que quieran tener hijos de parte de empresarios desaprensivos. Un cordial saludo.

Paco Gómez Escribano dijo...

Para zim:

Creo que la frase que usted entrecomilla no es desafortunada en absoluto. Si de ella, usted interpreta que yo culpo a las mujeres, lo que es desafortunada es su comprensión lectora. Reitero que no comprendo la facilidad con que las mujeres se quedan embarazadas, evidentemente por culpa de ellas y de ellos, o sea, de los dos géneros. Hay medios anticonceptivos e información, que bien que nos cuesta a los contribuyentes las campañas de publicidad. A ver si sirven ara algo.
Saludos.

zim dijo...

Dado que se puede dar por supuesto que sólo las mujeres se quedan embarazadas, el remarcar expresamente el sujeto de la oración me ha llevado a interpretarla como lo he hecho, con toda seguridad, de manera -esta vez sí- muy desafortunada. Sin duda es mi incompetencia lectora frente a un texto tan meridiano lo que ha quedado de manifiesto. Mis excusas, Sr. Gómez Escribano.

José Miguel Ridao dijo...

Tus argumentos contra el totalitarismo son muy sólidos, y nadie está libre de la tentación. Convendría tener siempre presente que no existe la verdad absoluta, salvo en materia de fe, pero ésta no debe interferir con la convivencia pacífica.

Un abrazo, tocayo.

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Muchas gracias por vuestras intervenciones, amigos.

Máster en nubes dijo...

Me parece que no es cuestión de fe o no fe un aborto. Creo que es una vida y que el tema no es de religión, sino de verdad científica: es vida y es vida humana. Cuando la madre tiene en riesgo su vida me parece lógico planteárselo. El caso de violación me parece más complicado porque de nuevo la vida que viene no tiene la culpa y sigue siendo vida. Y en cualquier caso una cosa es la despenlización en determinados supuestos y otra que hablemos de un derecho. No existe el derecho a eliminar una vida, ni siquiera por parte de la madre, me parece. Y no por fe ni por nada, es que esto es un principio creo que fundamental para que nos nos matemos los unos a los otros. Si no protegemos esa vida que además es la más débil ¿qué será de nosotros?

En fin, que no veo que este tema tenga que ver con la religión ni la de, sino con la verdad. Y sí que creo que existen verdades, soy así de antigua. Luego hay opiniones de muchas cosas, pero un feto es una vida y no un quiste que te puedes quitar´.

No sé, yo creo en el diálogo y en los acuerdos pero ni una mayoría ni una ley pueden hacer verdad una mentira. Habrá acuerdo pero no verdad. Y si no creemos en la verdad mal vamos, porque entonces en el mejor de los casos creemos en lo políticamente correcto. Y tirar la toalla sobre nuestra capacidad de razon al respecto es cavarnos una tumba, creo.

ferabt dijo...

Enlazando con la primera intervención de nuevo, hay un matiz importante que se ha pasado por alto. En ella se dice que "lo del aborto es cuestión de los principios morales de cada uno" afirmación relativista donde las haya que igualmente podría aplicarse a la eliminación de delincuentes, tarados y todos aquéllos que en un momento dado supongan un estorbo para quien tiene el poder de decidir sobre su existencia.
Hay ciertamente valores absolutos racionales que todos compartimos por el hecho de serlo. Y la defensa de la vida humana no puede estar limitada por razones coyunturales. La vida humanna es un derecho indiscutible por tanto cualquier cuestionamiento del mismo no puede hacerse sin subvertir el orden natural de las cosas. Existe una ley natural que no está sujeta a componendas salvo para una visión positivista del derecho que atribuye fuerza de ley a pactos consensuados por mayoría. Pero esta visión relativista es filosóficamente contradictoria pues es sabido que la verdad no se establece por consenso sino por una búsqueda racional.
Y, ciertamente, el hijo producto de una violación puede ser una "contrariedad", pero lamentablemente es un hecho con el que hay que enfrentarse. Y no parece una salida justa quitárselo de en medio porque no ha sido querido. Injusticia por injusticia es una doble injusticia.