MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

domingo, 15 de julio de 2018

ICONOGRAFOLATRÍA




Amigo lector:

Esta palabra, iconografolatría, la he leído en el libro Asturias: catorce meses de guerra civil (01975) del semiolvidado escritor y periodista asturiano Juan Antonio Cabezas, donde el autor la empleaba para hacer referencia a los personajes de actualidad que aparecían en los semanarios gráficos de la época, cuando él, condenado a muerte, se encontraba en la presión madrileña de Porlier trabajando como redactor para la publicación carcelaria, Redención, gracias a lo cual consiguió salvar su vida de chiripa. El libro es de un extraordinario mérito literario y testimonial en la evocación de esos meses de guerra en Asturias, en el retrato de personajes y actitudes de los dos bandos, y en la descripción de la suerte de los presos republicanos, así como de la angustia de la muerte inminente. Es, ciertamente, una lástima que libros como éste no se reediten (me lo prestó un amigo que lo tenía en un destartalado chalet familiar), en estos tiempos aparentemente paradójicos de Memoria Histórica. Quizás su lirismo, su bonhomía, y su equidad no casen con la necesidad de modelos maniqueos que la partidocracia actual, hija vergonzante del franquismo, quiere imponernos para hacernos olvidar su verdadera naturaleza y origen.

En 02015 escribí un texto en Facebook sobre la crisis griega que me parece interesante recuperar:

Dentro del tumultuoso asunto de la crisis griega, se oyen opiniones despreciativas hacia la nación griega, como presunto subproducto del imperio turco, sin verdaderos lazos con el occidente europeo. Me indigna tanta ignorancia y tanto desprecio. Grecia -o mejor dicho, la Hélade, el conjunto de los territorios griegos en el continente europeo y la antigua Asia menor- mantuvo vivo el milenario imperio romano de Oriente hasta la desgraciada caída de la capital del menguado imperio, Constantinopla, abandonada a su suerte por Occidente a mediados del siglo XV, a manos de los turcos, que jamás produjeron culturalmente nada comparable a lo griego. Es cierto que casi durante 5 siglos vivieron bajo la bota turca, y no conocieron ni el Renacimiento ni la Ilustración (pero tampoco los conoció Rusia y nadie la desprecia culturalmente), aunque fue precisamente el legado clásico conservado por los bizantinos el que promovió el Renacimiento europeo, como es sabido, y ya antes de la toma de Constantinopla, como señalaba Steven Runciman; y, por otra parte, el espíritu griego resistió la dominación de los invasores, y luchó tan heroicamente por su independencia que creó un movimiento de apoyo en Europa que venció a los intereses geoestratégicos de las naciones de entonces, dadas a la no intervención (recuérdese, pues, la muerte de Byron, yendo a Grecia para sumarse a los luchadores por su independencia). Se critica, asimismo, enormemente el presupuesto militar griego, pero todos esos desinformados obvian la difícil historia con su conflictivo vecino, y antiguo explotador. No se puede despreciar la cultura griega, por tanto, sin ser un ignorante o un miserable (o las dos cosas al tiempo); así, nombres como los de Cavafis, Theodorakis o Xenakis deben sonar a cualquier persona medianamente culta. Que viva Grecia, y la perdida Hélade.

Cuando tienes varios intereses operando al mismo tiempo, si te llega un golpe grande, su efecto queda aminorado, por esa misma diversificación de la atención, lo que te impide, en fin, caer en la narcisista obsesión depresiva.

Vale.


Imagen: Conda da Satriano, Narcissus.

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