MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

sábado, 29 de septiembre de 2012

CLAUSTRO DE PIEDRA Y SOL


El sol de la tarde inunda el claustro. El tiempo que la piedra obstinada cifra en sus junturas se tiñe de oro intenso a fuer de retornable. El paseante, si no es mero turista, se siente sobrecogido por esta belleza pasajera, profunda y enigmática que resalta la propia transitoriedad del que la contempla. A cuántos no ha dejado atrás este prodigio tiránico e indiferente, a cuántos que se sabían ajenos a la consistencia más durable de la materia pétrea, y a su alianza diaria con el sol, que la dota de una belleza que sólo puede dejarnos transidos, ansiosos a la par que humillados por esta belleza que nos deja de lado, y sólo nos permite atisbarla en cuanto seres de paso que somos. Enigma visible, emblema del anhelo, soporte de una fe inefable que querríamos ver traducida en una sílaba, una sola, fonemas cifra de la existencia. Mientras tanto, queda esta piedra y este sol, quizás imprevisto por los lejanos constructores en su absoluto; y el claustro, vuelto museo de sí mismo, acumulando en sus rincones vestigios y ruinas, indescifrables para el profano que deambula, y no puede más que contemplarlos y desear que todo lo que representan fuera verdad, o, al menos, vivir como si lo fuera.







Imágenes: claustro de la catedral de Santander.

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