La escritura presupone un necesario proceso de mixtificación, de pose asumida, sea semiinconscientemente. Se acaba atado a aquello que parecía un modo de liberación, de reivindicación, o especie de GPS hacia lo desconocido. La eternidad desborda en otro lugar, en otros ámbitos, a los que no se es capaz de llegar con la palabra. El absurdo, enmascarado de rutina, llama todos los días a la puerta. Y no abrir es peligroso, pues uno se siente como el nadador que se aleja de la orilla y empieza a inquietarse con la fuerza de las corrientes que lo invitan mar adentro. Reivindicar el propio pasado es también una trampa sentimental, propia de las fases álgidas de la melancolía, y, al final, sólo te apetece acompañar a quienes fuman fuera del bar, compartiendo ese relente bajo el cual comentan que no se ven llegando a los 67.
sábado, 5 de febrero de 2011
ECLIPSE
La escritura presupone un necesario proceso de mixtificación, de pose asumida, sea semiinconscientemente. Se acaba atado a aquello que parecía un modo de liberación, de reivindicación, o especie de GPS hacia lo desconocido. La eternidad desborda en otro lugar, en otros ámbitos, a los que no se es capaz de llegar con la palabra. El absurdo, enmascarado de rutina, llama todos los días a la puerta. Y no abrir es peligroso, pues uno se siente como el nadador que se aleja de la orilla y empieza a inquietarse con la fuerza de las corrientes que lo invitan mar adentro. Reivindicar el propio pasado es también una trampa sentimental, propia de las fases álgidas de la melancolía, y, al final, sólo te apetece acompañar a quienes fuman fuera del bar, compartiendo ese relente bajo el cual comentan que no se ven llegando a los 67.
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2 comentarios:
Bello texto e inteligente reflexión, José Miguel. Un abrazo.
Muchas gracias, Paco. Menos mal que no me faltan los lectores inteligentes como tú.
Un abrazo.
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