De vuelta en casa. He estado cuatro días en Bélgica, dos de ellos viajando. Llegué anoche a Cádiz sobre las 20:30, tras tres trenes, dos aviones, un autobús y un taxi. Esta mañana me levanté con muchos mareos, y he estado la mayor parte del día K.O., sin salir de casa. No sé si ha sido la explosión del estrés acumulado; sea como fuere, han sido unos días muy intensos, de un programa muy apretado. He estado en una pequeña escuela de preescolar y primaria en un pueblito belga a unos 30 kms. de Lieja, llamado Nandrin. Allí debía reunirme con profesores de 2 centros de Francia, 1 de Finlandia, y el belga, todos adscritos al programa europeo de Educación Comenius. Los 5 centros trabajan en un llamado proyecto multilateral, centrado en este caso en el estudio del agua, y se deben hacer visitas para el seguimiento del proyecto. Yo representaba a mi instituto. El martes estuvimos reunidos explicando lo que había hecho cada centro, y por la tarde estuvimos montando una exposición pública con los materiales aportados por cada colegio. Cuando comenzó la exposición, yo presenté al público mi instituto, y la ciudad, sirviéndome de un power-point que había sido confeccionado por los alumnos de allí, y luego estuve, como los otros, junto a los paneles de la exposición explicando al público que me preguntaba su contenido. Al día siguiente se marcharon los otros participantes, porque tenían reuniones en sus centros, y yo fui a la escuela St. Martin a ayudar a desmontar la exposición, que viajará próximamente a Cádiz. Por la tarde, me llevaron Jean-Claude, el director, y sus compañeras a Lieja a ver una exposición sobre el agua y el cambio climático, y luego cenamos en la ciudad, y, finalmente, vuelta al hotel donde me alojaba en un otro pequeño pueblo cercano a Nandrin.
Me gustó mucho la pequeña escuelita. Siempre alegra el corazón ver a tantos pequeñuelos, y el austero entorno, y la caligrafía que serpenteaba por las paredes parecían retrotraerme a otro tiempo, donde ser niño era aún una oportunidad de creer en lo mágico.
Le plat pays, "el país llano", así llamaba Jacques Brel a su patria. C'est plus le plat pays!, "Ya no es el país llano", le dije bromeando a Cathy, una de las maestras, cuando nos llevaba en su coche y saltábamos sobre unos baches. Tenían muy buen humor estas maestras, aunque parece que en todas partes cuecen habas psicopedagógicas en la educación. Aún más pequeña era la escuela finlandesa, cuya representante, que sólo hablaba inglés, nos contó que su centro, situado en el norte del país, cuenta con sólo 12 alumnos, para los que hay destinados 3 profesores, ¡Así no me extraña que nos hablen del modelo finlandés! Además, zonas tan frías, 30 grados bajo cero, serían inmunes a nuestras estupendas -aunque ruinosas- teorías educativas. En fin, de vuelta a la batalla.
Le plat pays, "el país llano", así llamaba Jacques Brel a su patria. C'est plus le plat pays!, "Ya no es el país llano", le dije bromeando a Cathy, una de las maestras, cuando nos llevaba en su coche y saltábamos sobre unos baches. Tenían muy buen humor estas maestras, aunque parece que en todas partes cuecen habas psicopedagógicas en la educación. Aún más pequeña era la escuela finlandesa, cuya representante, que sólo hablaba inglés, nos contó que su centro, situado en el norte del país, cuenta con sólo 12 alumnos, para los que hay destinados 3 profesores, ¡Así no me extraña que nos hablen del modelo finlandés! Además, zonas tan frías, 30 grados bajo cero, serían inmunes a nuestras estupendas -aunque ruinosas- teorías educativas. En fin, de vuelta a la batalla.
Feliz fin de semana, amigos.
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