MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

martes, 17 de mayo de 2011

TORMENTA

La tormenta se acerca, como ese blanco terror del remoto poema lírico griego. En la lejanía aún parece asumible, abarcable. Se llena el aire de una intensidad peculiar, y un viento desapacible es su heraldo. La tormenta lejana pesa también sobre mi cotidianeidad. A veces pienso que no sé qué sentido tiene esforzarse tanto por mantener en forma esta máquina genéticamente defectuosa que me conforma. La repetición de lo idéntico, esa pesadilla nietzscheniana, es mi futuro administrativo, que pesará sobre mí, siempre más exhausto. Reflexionaba sobre ello hoy, cuando sirvo de "tonto útil" a la Junta en las correcciones de su pruebas diagnósticas de bajísimo nivel de exigencia y criterios de corrección leoninos.
El médico ofrece límites, 5 años para empezar a tener problemas si no haces esto, 15 si no haces lo otro; te dispensa la vida que él, dios muy menor, no está en condiciones de prometer. Y cada vez me importa menos. Las desilusiones en la edad adulta, por otra parte, asumen cierto cariz de inevitable, falsamente estoico, con el que uno no acaba de sentirse cómodo, y echa de menos, como un idiota, las hondas melancolías de su juventud.
 

2 comentarios:

Joaquín dijo...

Esto es tema corriente de conversación (a ciertas edades, ya que somos contemporáneos). Mantenerse saludable no es un valor absoluto, en el fondo es un sacrificio, no por uno mismo, sino por otros. Y no es que, como dice el chiste, haya que procurar morirse perfectamente sano, pero una cierta robustez mitigará en algo el siempre penoso trance del exitus (lo digo en latín, en tu honor, y para eludir la palabra escalofriante).

Y además, te regalo un argumento de defensa de la vida sana: que el buen tono físico mejora el estado de ánimo. En ocasiones se entra en una espiral infernal (mal estado físico, mal estado de ánimo, todo está ligado).

No siempre podemos cambiar nuestra circunstancia, pero sí nuestras actitudes respecto de las mismas.

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Muchas gracias, Joaquín, por tus buenas palabras, aunque no todo se limita a lo físico en las inquietudes de mi entrada. Sigo tu blog, aunque últimamente carezco del vacar necesario para hacer comentarios con calma.
Saludos.