Lo invisible proyecta sus formas
de angustia perfecta sobre las palabras:
baraja de ángeles, Dios de los átomos
que la materia visible atraviesan,
bacilos y virus, quimeras del aire.
A ver y no verlo estoy condenado,
a descreer y creer de lo visto,
y a revestirme de lo invisible.
7 comentarios:
Tuyo es mi aplauso, José Miguel.
El primer y último verso rayan la genialidad... desde mi modesto entender.
Muchas gracias, Alejandro, por tus amables palabras.
Un abrazo.
Supongo que no es casual que el poema también funcione leyendo los versos desde el final hacia arriba.
Y es que además lo invisible también es reversible, nos viste...¿o no nos viste?
Gran poema en todo caso.
Pasaré por aquí más veces,con tu permiso.
Es un sitio sereno, poético y agradable.
Saludos métricos.
Agudas y amables observaciones de tu parte, Pep. Sé bienvenido.
Dicen que los poetas vemos lo que no se ve y que lo plasmamos a través de versos. Tú lo has "clavao", José Miguel. Un abrazo.
Algo parecido decía don Juan de los poetas. Asomarse a la raja entre los mundos. Muchas gracias, Paco.
Un abrazo.
De largo soy como una fila de dos millones
de microbios ordinarios
y ordinario como seis millones de hombres.
Estoy a medio camino entre la estrella y el átomo
y puedo reventar un átomo para hacer volar
todo esto hasta más allá de las estrellas.
traducción del catalán de La mesura humana.
SALUD
Francesc Cornadó
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