MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

viernes, 10 de septiembre de 2010

DE LA SIESTA Y OTROS DELIQUIOS


La siesta es la divisoria del día. Es una aspiración al olvido de la mañana y sus avatares laborales. A mí me gusta perder la conciencia mientras leo algo, y lo dejo caer sobre mi pecho mientras me rindo, complacido, al sopor. Su duración depende del cansancio que vengas arrastrando: media hora, una hora, hora y media, hasta dos horas... Un agosto sin viajes se parece a un domingo prolongado, y retiene algo de su angustia inasible. En él la siesta tiene un papel redundante, de traición del duermevela nocturno. Cuando se vuelve al trabajo, empero, se convierte en un problema la siesta. Si quieres ser metódico y organizado parece sobrante, pero no puedes vivir sin concebirla. Así que intentas acotarla, reducirla, someterla a la rutina. Afortunadamente, no siempre es posible, y te despiertas con la sensación culpable de haber desaprovechado el tiempo, y de habérselo robado a la vida activa, que te agobia con la presión de la noche inminente. Quieres hacer tantas cosas, y no se duerme lo bastante para recordar los sueños... De tal suerte que tu siesta se adelgaza cuando más pareces necesitarla bajo el índice alargado y acusador de los días menguantes.


Termino una semana de intenso trabajo en mi nuevo centro. Está casi a pie de playa y la vista es estimulante. Pero hay muchas cosas que preparar y tengo que acostumbrarme a un nuevo ritmo. Espero que esto no afecte al blog, mientras me adapto a mis nuevas rutinas. A mí no me asusta trabajar, lo que no me gusta es no poder hacerlo en plenitud, y encima que te metan el dedo en el ojo por ser blanco o negro.


Vi en la tele a unos extras de La matanza de Texas anunciando una nueva tregua; lo cierto es que me sorprendió tanto como cuando Ricky Martin confesó que era gay. Será que estoy perdiendo la capacidad de sorprenderme...


He tenido también unos días de "bajón bloguero": miro a un lado y a otro y ante la calidad de los blogs que leo me siento algo desmotivado para seguir con el mío. Espero superarlo. Será quizás este septiembre maldito que te sacude hasta las entrañas...

5 comentarios:

Paco Gómez Escribano dijo...

Agosto es raro, José Miguel. La modestia te honra, pero no dejes el blog. A mí me encanta. Un abrazo.

Alejandro Muñoz dijo...

Espero no interrumpir tu siesta sabatina. Yo no la duermo, a no ser que me vea arrastrándome más de lo habitual.

Me siento muy identificado con tu último párrafo. Me gustaría motivarte diciéndote que pienso seguir asomándome al tuyo. Los que no tenemos la capacidad que muestran otros tenemos que aprender a adaptarnos a nuestro propio ritmo.

Suerte con tu nuevo destino. Me das envidia con lo de las vistas a la playa; pagaría por tenerlas en enero. Yo no me quejo, desde algunas clases disfruto de la visión de la Giralda.

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Muchas gracias, Paco, lectores como tú son impagables.
Un fuerte abrazo.

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Muchas gracias, Alejandro, por tus ánimos. Yo tampoco soy de entrada diaria, necesito tiempo para reflexionar y que encajen las cosas. No hay que ahogarse en la actualidad. Muchas gracias también por lo del nuevo destino. Tus vistas son también envidiables. ¡Vaya lujo!
Un fuerte abrazo.

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Muchas gracias, Alejandro, por tus ánimos. Yo tampoco soy de entrada diaria, necesito tiempo para reflexionar y que encajen las cosas. No hay que ahogarse en la actualidad. Muchas gracias también por lo del nuevo destino. Tus vistas son también envidiables. ¡Vaya lujo!
Un fuerte abrazo.