MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

domingo, 21 de abril de 2019

PASCUA



Orazio Gentileschi


Ha llegado el Domingo de Resurrección, y el final de las vacaciones de Semana Santa, con un tiempo irregular. Esta semana de Pasión la he pasado en mi ciudad, Cádiz. Pensé que iba a hacer muchas cosas, pero al final la realidad se impone y no queda tanto tiempo como parece.

He estado promocionando mi libro "El enfermo imaginable": ya se está comprando y he recibido las primeras críticas favorables. Mañana se producirá el reencuentro con el trabajo y cuestiones pendientes de resolver parece que positivamente.  Me sorprende ahora a mi mismo el grado de indiferencia religiosa en que me encuentro: orillo y circunvalo las procesiones, y sólo me conmueve algo la música procesional, si es buena. El ambiente tampoco ayuda mucho, pues ves a un montón de gente, entre esos mismos espectadores, que pasan totalmente del evento, gritando, charlando, y pasando por entre los penitentes como un ciclista reivindicativo entre los paseantes. Es en ese momento cuando siento cierta tristeza y admiración por esas personas que intentan mantener viva la transmisión de una tradición contra mundum, como la escuela.

Es triste ver como la ley de hierro de la oligarquía y la servidumbre voluntaria se extiende por organizaciones que pretenden luchar precisamente contra ella. Surgen así nuevos santones barbudos ante los que hay que prosternarse para recibir la imposición de manos que asegure la adecuación a los principios, cuando no son más que unos mediocres sectarios, que, como todos, sólo encuentran seguridad en el control y la censura, al tiempo que destruyen lo que dicen defender.

Pienso en lo que soy, y en lo que seré, en mi futura y progresiva decadencia física, así como aquello que dejaré tras de mi, la memoria postrera. Pienso que todo lo que hago, poemas, relatos, artículos son como flechas sioux, lanzadas al futuro, cuyo alcance no puedo, ni me interesa, controlar.


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