La piedra se estira, elástica, en arabescos disformes; mi retina no abarca la complejidad de sus imbricaciones, y se aferra al tiempo estricto que borró todas huella de los hacedores, resbalada para siempre de la piedra sibilina y totalizante. La muda perfección del bosque pétreo es el peor de los enigmas, que se insinúa, helador, desde el inextricable pasado.
Imagen: Monasterio de Las Huelgas
No hay comentarios:
Publicar un comentario