MEMORIA MÉTRICA

Miscelánea del escritor José Miguel Domínguez Leal

jueves, 6 de octubre de 2011

EL NADADOR

Hace poco me ha escrito un amable lector sobre una entrada que dediqué a Imán, Califato independiente. En su mail compartía mi opinión de que la llamada Movida madrileña había solapado a fenómenos como el del llamado rock andaluz, del que Imán fuera quizás su más logrado epígono, y echaba la culpa a Almodóvar y otros de tal situación. Personalmente, pienso que, más que a Almodóvar -sin olvidar a Mc Namara- y a otra gente, habría que echarle la culpa a los nuevos aires políticos y culturales que buscaban inéditos iconos progresistas en el terreno de la cultura, que dieran una imagen de ligereza e intrascendencia de acuerdo con los nuevos tiempos que se prometían felices y de tabla rasa con lo anterior, y en los que (leve aroma maoísta) cualquier actividad creativa se consideraba artística y al mismo nivel de cualquier otra, en un ejercicio de "democracia artística" muy mal entendido (ya se decía en China que la Revolución Cultural había pretendido que todo el mundo fuera poeta, lo que había acabado con la poesía). Eso, unido al férreo control sobre los artistas que ejercían las compañías discográficas liquidó un movimiento musical que una década después podría haber montado sobre la ola de la llamada "música étnica" o "del mundo".
Me es muy representativa de esta época y de tal espíritu, una canción -por otra parte excelente- de Radio futura, El nadador. Ligereza, liviandad, superfluidad ("Quizás mi alma es un trasto vacío / pero mi cuerpo es un río"), en un nuevo ambiente urbano exorcizador ("me fui desnudo tras el resplandor de otra ciudad. / Oye el rumor; es como el mar") de "aire estético" (en el puro sentido griego epidérmico), que incita a la desnudez intelectual y moral en un ámbito de irresponsabilidad adánica entendida como nueva aurea mediocritas ("el mar es inmenso, así que todo está en calma"), que lleva, como una corriente, a integrar el arribismo como forma de vida, eliminada toda memoria, punto de referencia y anclaje moral ("Sube la marea como un buen nadador, / aprovecha la ola"), no sea entendido más que como aidos o búsqueda del reflejo del concepto de la propia dignidad en los ojos de los demás.
Felices e inconscientes años, que son también los de la propia juventud, respecto a los que  estos últimos tiempos me han parecido una parodia siniestra.


Mañana estaré de puente en Sevilla. No sé si los recuerdos me abofetearán, o si serán benévolos, o, en todo caso, indiferentes conmigo, como lo va siendo el tiempo.


Imagen: "El nadador" de André Kertesz.

2 comentarios:

josef dijo...

El nadador de Radio Futura. Excelente letra de Santiago Auserón. sobre la movida madrileña no tengo demasiado que alegar, excepto el descarado provecho que los políticos trataron de sacar de aquella época que surgió de forma espontánea; sin nombres ni tatuajes y con bastantes grupos e individuos creando lo que cada hoy se crea a cuentagotas: Arte.

UN saludo.

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Cierto es, amigo Moderato, que se hicieron cosas muy interesantes, y que lo de hoy es muy escaso en calidad, y frescura.
Un cordial saludo.