Este fragmento narra el encuentro de los dos amantes fugitivos, Guidón y Baldovina, con el rústico Berto Panada, presentado como un cortesus vilanus -un oxímoron para la mentalidad folenguiana-, que supone un óptimo ejemplo de la madurez creativa del autor, por su reposada ironía y gracia con la que se describe la humilde cena que el noble aldeano ofrece a estos personajes nobles provenientes de un anacrónico mundo caballeresco. Puede leerse aquí.
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