Después de 10 años en la enseñanza pública es éste el primer curso en que puedo dar clases de latín. Soy doctor en Filología Clásica pero aprobé las oposiciones de secundaria de francés. De latín llevaban años sin convocarse, y opté por presentarme a esas otras. La fuerza de la desesperación, creo, y mis conocimientos del idioma me permitieron ganar una plaza. En mi nuevo centro, al enterarse de mi titulación, me propusieron desde Jefatura de Estudios dar 4 horas de latín de primero de Bachillerato para completar mi horario de francés. Acepté encantado. En muchas ocasiones mi condición de doctor ha resultado anecdótica, superflua o incluso directamente molesta; algo de lo que a uno mismo no le gustaba hablar, ante la depauperación de la enseñanza que a duras penas podía transmitir y la incomprensión hacia ésta. Enseñar una lengua moderna no deja de tener cierto barniz "práctico" y utilitarista, el único que parece consagrado en nuestro sistema educativo. Estoy muy agradecido, pues, de la oportunidad que me han dado.
La sorpresa surgió al ver que el método de enseñanza seguido en el centro es el inductivo-contextual de Hans H. Orberg, la lingua latina per se illustrata, del que tenía sólo parciales referencias. El libro, formado por capítulos que desarrollan una historia novelada, está redactado enteramente en latín (texto, notas marginales, léxico, notas gramáticales, índices), como cualquier manual tipo de aprendizaje de una lengua moderna, aunque su fin no es que los alumnos aprendan a hablar en latín, sino a leer textos latinos complejos en el menor tiempo posible. Eso me supuso una inicial violencia hacia lo que esperaba o deseaba hacer. Espero verificar que lo que pretende el método sea cierto. El libro en sí exige la lectura de los capítulos y su comprensión en latín, aunque no veo modo de no recurrir a la traducción puntual para comprobar la comprensión de los alumnos. En la idea de que no existe un libro de texto perfecto, procuro seguirlo en la medida de lo posible, y complementarlo con explicaciones específicas de cultura y civilización romana, para que la mera lectura comprensiva y realización de ejercicios no acabe resultando cansina. Para ello utilizo recursos didácticos visuales como los contenidos en culturaclasica.com, y en otras páginas francesas, que me sirven de ilustración para mis explicaciones, que suelo basar en la obra de Sebastián Segura Munguía Cultura clásica y mundo actual ("El maestro de escuela [...] era generalmente de condición humilde, de escasos ingresos y no gozaba de consideración social alguna [...] La sociedad suele abusar de quienes han consagrado su vocación y desvelos al noble arte de enseñar a los demás" [op.cit. p. 97]. Palabras dignas de reflexión hoy día. Sí, no deja de ser un arte, a pesar de los esfuerzos de muchos por cuadricularlo y terapeutizarlo hasta la exasperación).
Algún alumno me ha comentado ya que le gustan mis clases, y noto que prestan atención a mis explicaciones. Espero poder seguir diciendo lo mismo al final de curso.
Me emociona un poco recordar esos tiempos de juventud en que el mundo romano me parecía un ejemplo de humanidad heroica y perversa al mismo tiempo, y espejo del género humano. Si consigo transmitir algo de eso a mis alumnos me daría por satisfecho.
Feliz fin de semana, amigos.
7 comentarios:
José, seguramente lo conozcas, pero me animo a sugerirte una página muy buena, de aprendizaje gradual que es latinviaproverbs, con toda una selección de locuciones ordenadas por item gramatical.
Buenos augurios para esta etapa!
Enhorabuena, José Miguel. Lo cierto es que uno enseña con más ganas para lo que se ha preparado. Ignoro cuáles son las causas del denostamiento del latín en nuestra Educación en favor de Ciudadanía y otras sandeces. Un abrazo.
Felicidades, te sugiero este blog:
de mi amigo el poeta C. M. Aguirre, hay enlaces ha varios recursos de interés.
Saludos.
Muchas gracias por tus buenos deseos, amigo Ignacio, no conocía esta página.
Un abrazo.
Muchas gracias, Paco. El arrumbamiento del latín data ya de la LOGSE, lo de EpC es otra anécdota.
Un abrazo.
Muchas gracias, José María, por la información.
Un abrazo.
Veo una "h" haterradora en mi comentario, mil perdones.
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