El actual ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ha hecho unas declaraciones en las que ha advertido de que "los problemas de autoridad tienen que ver con algunos modelos un poco rígidos de un señor que habla y otros que escuchan" y aseguró que esto "se combate" con "clases más amenas y activas", así como "con más democracia, participación, comunicación, innovación educativa, proximidad, tutorizaje y trabajo en equipo" (Europa Press).
A mí este tipo de afirmaciones ya ni siquiera me irritan. Son como la enésima constatación del pernicioso espíritu que corroe la educación en España desde hace más de 20 años. Sansegundo, Cabrera, Gabilondo, o cualquier otro ministro kleenex que ZP se saque de la manga en el futuro, da igual, todos repiten inexorablemente el guión logsiano y su demagogia protomaoísta (exaltación de la juventud en su vertiente de carne de cañón asamblearia y manipulable, desprecio a la función de transmisión del saber como reaccionaria y sospechosa, ideologización forzosa a base de soi-disant "valores", etc.) e igualadora por lo bajo.
Sería, por tanto, inútil explicarle a este señor (que quiere hacerse la falsa foto de un pacto para la educación, cuando cualquier persona medianamente informada sabe que las competencias educativas están transferidas a las CC. AA., y que él pinta menos que uno de esos reyes taumaturgos franceses, que no mandaban más allá de París), inútil explicarle que en los centros existen órganos de gobierno democráticos que aseguran la participación de los miembros de la llamada "Comunidad Educativa", y que en la clase un profesor debe cumplir unos objetivos, y que muchas veces ni siquiera lo escuchan o se burlan directamente de él y de su saber; inútil explicarle que los alumnos ya vienen muy "amenizados" de casa y de su entorno y que no hacerles ver que estudiar es su deber y responsabilidad, y que tienen una deuda contraída con la sociedad que les ofrece esa capacidad de formación, es una gravísima irresponsabilidad que este país pagará en prosperidad.
Las teorías constructivistas, elevadas por la LOGSE-LOE a la categoría de dogma pedagógico, han relativizado la lógica función docente de transmisión de saberes, y han convertido al profesor en mero acompañante o guía del "proceso de aprendizaje" del alumno, que él mismo debe "construir", y el docente "motivar" -se supone que con "amenidad"-(¿Cómo "motivar" a estudiar trigonometría cada clase de cada curso?¿es que no suena ridículo?) de acuerdo con las expectativas e "intereses" de aquél. Algo totalmente opuesto a la concepción universalista del saber, pero, claro, eso no proporcionaría una legión de futuros votantes aborregados y con vocación de subsidiados.
Para la mentalidad adolescente, "democracia" suele significar "hacer lo que me da la gana" y "amenidad", "pasármelo bien". Es lo humano, y esperable. Pero un verdadero profesor no debe renunciar a su deber de mandar (Mercedes Ruiz Paz), ni a su dignidad.
Valga esto como inútil desahogo.
5 comentarios:
JM, por una de las casualidades del destino compartí despacho con Mercedes Ruiz Paz y su marido hace algunos años. El tema se las trae y las consecuencias, algunas, las estamos viendo ahora cuando entrevistas a jóvenes para un puesto en una empresa y no das crédito: salvo honrosísimas excepciones, que las hay, no aguantan ni un tercer asalto, llegan tarde a trabajar, pasan de todo... y encima lo quieren todo. Mi teoría es que esto está planeado: cuanto más tontas y manipulables sean las nuevas generaciones... más se perpetúan algunos en el poder, más fácil que esto sea Argentina.
Por eso, además de porque el tema de las pensiones es insostenible (y tenían que haberle metido mano mucho antes, escucha en esradio al profesor Barea) es por lo que vamos a tener que seguir trabajando.
Un abrazo mañanero y a seguir currando.
Suscribo todo lo que dices, José Miguel, y lo sabes. Lo que le faltaba a este país en materia de educación es el buen rollito de ZP y de sus ministros títeres. Las declaraciones del ministro es para pensar que en qué manos estamos, pero es que ya lo sabemos. Mientras no les entre en la cabeza que en el aula no hay democracia, mal iremos.
Un abrazo.
Aurora, siento una profunda admiración por M. Ruiz Paz y es una grata sorpresa saber que tú la conoces.
Comprendo muy bien tu indignación, tocayo, y te honra que tengas todavía capacidad para indignarte en este asunto en que tantos han tirado la toalla.
Tú lo has explicado varias veces con mucha claridad, Paco. En las aulas debe haber mutuo respeto y trabajo.
Un abrazo muy fuerte a todos vosotros, amigos.
Como dice Pérez Reverte la lacra de este país son sus políticos, pero desde siglo XIX, que no es de ahora. Si a mí me hubieran educado en una educación democrática y participativa, hoy no sería lo que soy. Hasta alguna hostia me llevé de los profesores que, en el momento, me sentaron a cuerno quemao. Hoy las agradezco. Qué pena de país.
Un abrazo.
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