Estos días lucen alegres los balcones de banderas españolas por doquier; y hay quien incluso afirma que las victorias de la selección nacional crearán más sentimiento de unidad (Por cierto, no veo por ninguna parte banderas republicanas; en este caso los símbolos me parecen que lo son también de lo que no representan). Pero pienso que una semana después de que acabe este circo, el que mantenga la banderita en el balcón será llamado indefectiblemente "facha". 'Facha, caca, culo, pedo, pis' es el argumentario intelectual típico de la izquierda iletrada para descalificar al señalado como Enemigo (que es cualquiera que no comparta sus postulados), y condenarlo al progrom de la ignominia. Este discurso, alimentado ahora con Memoria Histórica, sigue impidiendo que en este país exista una democracia madura, que no vea la alternancia política como una excepcionalidad inadmisible si no cae en manos de la izquierda "progresista". Nada más lejos esto de una izquierda culta y liberal, que existe, pero que, desgraciadamente, no es la que nos gobierna.
La dictadura franquista se apropió demagógicamente de los símbolos nacionales y de la historia de la nación. La izquierda postfranquista que se ha hecho con el poder, condenó implícitamente, junto con el conjunto del régimen anterior, esa misma idea de nación española como parte de ese pasado franquista (¡como si España la hubiera inventado Franco!), lo que le ha permitido aliarse, casi naturalmente, con los nacionalismos etnicistas de vocación totalitaria (Aunque la derecha ha jugado al mismo juego: el Sr. Aznar, por ejemplo, en vez de protestar por la sentencia del Estatuto Catalán, debería reflexionar en que, cuando tuvo mayoría absoluta no hizo absolutamente nada para alterar ese marco de dependencia de los partidos nacionalistas, y prefirió seguir incubando ese huevo de la serpiente -de madre etarra, la indigna vigilante de nuestro devenir democrático-, que ha eclosionado con fuerza después de 2004 -nada bueno podía salir del 11-M, que ha tenido un efecto centrifugador de todos los vicios ocultos de la llamada Transición-). Los dos partidos, en fin, que rigen nuestra Partitocracia han considerado conveniente mantener este statu quo liberticida (los dos se aliaron para acabar con la independencia del poder judicial), aunque el que realmente lo aprovecha es el Partido de Izquierda (léase Bien, Solidaridad, Democracia, Igualdad, y toda la terminología orweliana que han resucitado para siniestra caricatura de sí mismos), que se siente -falsamente- hiperlegitimizado para ejercer el poder in aeternum.
Leí hace algunos años un artículo de un Catedrático de Derecho Constitucional en el que decía que en el futuro se diría que la Constitución del 78 dejó de estar en vigor el día que se aprobó el nuevo Estatuto de Cataluña. Algo parece que ha cambiado, en efecto, de modo irreversible, a pesar de toda la jerga legal de la sentencia. El patriotismo constitucional que nace en 1812 sentaba las bases -todo lo imperfectamente que se quiera- de la igualdad jurídica de los ciudadanos españoles ante la ley dentro del marco de la Nación Española. Casi dos siglos después nuestros "progresistas" gobernantes han cambiado eso -sin consultar al pueblo soberano- no por un sistema federal, o confederal, que estaría en el terreno de lo opinable, sino, como ha dicho alguien, por un no-sistema caracterizado por la rapiña y el reparto al mejor postor electoral del pastel del Estado. Una vuelta a un sistema feudal de desigualdades (ahí ha estado como modelo, por ejemplo, el cupo vasco, en comparación del cual lo del PER es un broma). Este cambio de régimen lo pagarán los ciudadanos españoles en forma de crecientes parcelas de libertad, igualdad, y prosperidad.
P.D.: Leo que un joven gaditano ha sido apuñalado en Pamplona por un proetarra al llevar una camiseta de la selección española (aunque, desgraciadamente, no hay que irse hasta Pamplona para encontrar proetarras, y en todas partes son iguales: fanáticos, sectarios, ignorantes, cobardes, manipuladores, y cómplices gustosos de cualquier criminal terrorista o dictador, eso sí, siempre que sea de "izquierdas").
4 comentarios:
Ese elemento "cohesionador y vertebrador" que mencionan todos los medios de comunicación,tertulianos de todo pelaje y articulistas de ocasión enm referencia al as banderas que decoran nuestras calles y plazas, sólo es patriotismo futbolero.
Todos los que ahora enarbolan banderas españolas no moverían un dedo pasado mañana si Cataluña optara por un proceso independentista.
El artículo te ha quedado estupendamente, José Miguel. Tiene narices que cuando más creo que hace falta una revolución siempre hay un partido de "izquierdas" en el poder, qué paradoja. Pero dices bien, esto es una partitocracia que da vergüenza. Este país no es serio. Me acuerdo cuando Inglaterra suspendió la autonomía del Ulster porque se estaban pasando, y eso que Irlanda si que es una nacionalidad histórica, no catalanes y vascos, que no han sido independientes en su vida y sólo engañan a los ignorantes. Plantéese aquí lo de suspender, aunque sea temporalmente una autonomía. Qué vergüenza, qué poca talla y que poca catadura moral la de nuestros políticos, tanto los nacionales como los nacionalistas. A veces siento vergüenza de ser español.
A mí sí que me gusta el fútbol, el juego, no lo que conlleva detrás. Y esta tarde me lo pienso pasar estupendamente, porque por calidad, vamos a ganar. Somos mejores.
Un abrazo.
P.D.: El año que viene habrá 1300 profesores menos en la Comunidad de Madrid, es decir, 3-4 profes menos por instituto. Para ahorrar. Ahora, lo que conlleve esa falta de profesores son temas que ya se solucionaran el próximo curso, que ahora no hay tiempo. Estoy viendo una sociedad futura llena de analfabetos. Ya empiezan a abundar. Qué pena.
Tienes mucha razón en lo que dices, Natalia.
Un abrazo.
Muchas gracias por tus palabras, Paco.
Yo también espero que gane España, aunque no sea futbolero.
Aquí, en Andalucía, de momento,se está ocultando cuál va a ser el recorte en educación.
Alguien ha escrito que se prolongará la edad de jubilación de nuestra generación para mantener la infancia prolongada articialmente de la siguiente, menos titulada. Viva la educación "progresista" y sus frutos.
Un fuerte abrazo, Paco.
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